Spameando Blogs


Afortunadamente Blogger, Blogia y los sistemas desarrollados en WordPress comienzan a dotarse de sistemas que puedan parar el cáncer de los blogs, el temido spam.

Veamos un escenario no tan imposible: un autor comienza un blog de manera alegre, creando diariamente entradas, mejorando la plantilla al tiempo que va aprendiendo rudimentos de XML, sintiéndose un auténtico editor. Comienza a visitar otros blogs y a comentar en ellos, de forma que poco a poco su bitácora registra un mayor número de visitas. Sus comentadores también van aumentando, de forma que su blog va haciéndose cada vez vás conocido. Cubre un pequeño espacio de la blogosfera. Y de pronto, ahí están. Un robot spameador machaca literalmente todo el espacio para comentar, genera decenas de líneas basura, hace que el bloguero se tire de los pelos, y finalmente, harto de luchar contra los malditos intrusos acaba por abandonar…

Afortunadamente existen herramientas para acabar contra esos bichos. Pero no son del todo ajustadas y desde luego no todos los proveedores de servicios de alojamiento para blogs cuentan con ellas. Por ejemplo, Ya.com, un servicio bastante utilizado en españa por su facilidad de uso, cuenta con la posibilidad de bloquear IP´s, pero para el robot eso no suele ser suficiente.

La lucha contra el Spam viene de lejos. Incluso los buscadores más importantes (Google, Yahoo! y MSN decidieron enfrentarse a ello el año pasado pero todo parece seguir igual. Al final, el bloguero se encuentra solo frente a empresas conocidas, con nombres y apellidos, que trabajan con total impunidad. ¿Acaso el Spam es el peaje que tenemos que pagar por disfrutar de ser nuestros propios editores? Artículos en la Red de como luchar hay decenas. Pero el pobre bloguero poco avezado se verá conquistado antes de tan siquiera entender que es eso del «nofollow». Y mientras tanto, esas empresas, claramente identificadas, seguirán con sus flamantes webs spameantes al viento.

Años atrás recuerdo que cuando a alguien se le ocurría mandar correos no deseados, la comunidad internauta actuaba de manera tan agresiva que podía suponer el fin de su negocio, destrozado por peticiones de servicio o «regalos» enviados en venganza. Eran tiempos en los que la «ley» no imperaba en Internet. Ahora tenemos ley, y han vuelto.. ¿para quedarse? Por el momento nos quedaremos intentando luchar contra ellos como los buenos de las películas. Poniendo la otra mejilla y escondiéndonos en el barril de al lado de la cantina. Parece que ellos son más y están mejor armados.

3 comentarios

  • Pablo Romanos

    El spam resulta siempre muy complicado de manejar, pero desde que he visto como funciona el filtro spam de Gmail veo algo de luz al final del tunel. No es la solución ideal porque el tráfico siempre existe, pero es una gozada ver como Gmail se lo carga de forma automática. Y ademas (casi) nunca se equivoca 🙂

  • Interesante tu blog. Supongo que es como en todo, si la sociedad («¿blogosociedad?») decidiera aunar sus fuerzas y empezar a quejarse al defensor del consumidor, quizá otro pajarraco cantaría. Pero el spam no sólo afecta a internet. Yo, en mi buzón (físico y postal) recibo cada día cartas de bancos donde no tengo contratada ninguna cuenta, cartas de clubs de coleccionistas donde no me he apuntado para intentar venderme una «preciosa» colección de relojitos en miniatura… Muchos. Seguro que tú también.
    Ahora sólo queda desear que la «¿blogosociedad?» se ponga las pilas y actúe.
    Sigue con este blog. Muy interesante y recomendable.
    Un abrazo, «¿blogocompañero?»

  • Fernando Checa García

    Realmente Gmail ha conseguido un filtro interesante para evitar el Spam insufrible y de hecho los trabajos para luchar contra el mismo en los blogs son muy interesantes. Pero todavía sigo preguntándome si no es posible luchar contra esas empresas desde un punto de vista legal. O lo que es lo mismo, el absurdo de leyes como la LSSI que no son más que puertas en el campo con cerraduras rotas.

    Seguiremos luchando, sin duda. Pero creo que es un aspecto de La Red que comienza a ser cada vez más enervante.

    Abrazos