Cuando la libertad se convierte en estulticia

He escrito ya varios posts sobre los problemas que están surgiendo en las redes sociales, cada día más usada por pederastas sin ningún rubor, con la aquiescencia de los dueños de las mismas, escondiéndose en la dificultad que tendría controlar a todos los usuarios. Marcelino Madrigal es el blogger que más levanta la voz contra esta situación que no sólo afecta a los Spaces de MSN, sino que puede observarse en Tuenti, Facebook y cualquier espacio en los que miles de personas se apresten a relacionarse y subir sin pudor fotos personales.

Hace un rato descubría una Red Social gracias a @DiegoAlipio que no conocía, Lazoos, creada supuestamente para compartir con la comunidad la experiencia paternal. Básicamente el contenido que puede encontrarse en ella son decenas de fotografías de bebés y niños pequeños, incorporando un sistema de votaciones para que los usuarios decidan sobre la belleza de uno u otro niño. Hasta aquí nada nuevo de no ser porque los protagonistas de semejante ranking son tiernos infantes expuestos a la mirada de extraños con el absurdo orgullo de sus mamás, mucho más que papás, esperando la aprobación en forma de un voto y un absurdo comentario sobre los mofletes o la sonrisa del chaval.

Hablamos mucho de los contenidos en Internet. De la libertad de poder generarlos por parte del usuario. De cómo Mariano dejó de ser Vanesa, para mostrarse con su barriga sin miedo y de como Luisa dejó de usar el nick de Manolo para esconderse del acoso que suponía ser mujer en Internet hace unos años. Ahora ya no sólo ponemos nuestro nombre y foto sino que además mostramos a nuestros bebés de la forma más impúdica.

Alguno pensará que miro con los ojos sucios. Que veo fantasmas donde no los hay. Que la libertad de Internet lleva también a mostrar a los recién llegados, nacidos digitales antes de tener tan siquiera conciencia del mundo en el que han caído, para su aprobación por la comunidad de desconocidos. Pero yo lo que creo es que Internet está haciendo crecer la estulticia más profunda a algunos de sus usuarios. Me da lo mismo si alguien considera que en esa libertad está la grandeza de la Web 2.0. Yo lo que digo es que una madre que muestra a sus crías desnudas en el baño para regocijo de cualquiera que pase por ahí no debería tener acceso a la Red. Y como la libertad de hacerlo parece que no está reñida con la libertad de mirar, sólo nos queda confiar en la formación que haga que los padres vean la luz y borren esos perfiles o en la suerte, para que aquellos que sí miran sucio, no encuentren este tipo de sitios…

Twi… qué?

Hace un año abrí mi primera cuenta en Twitter. Como tengo que probar todo lo que surge nuevo en la llamada Web Social, tras unos meses observando esa «chorrada» que sólo sirve para decir lo que estás haciendo y encima con limitación de espacio, decidí que era momento de empezar a tomarlo un poco más en serio.

Primero fue por no tener casi tiempo para postear en el blog dado que las vacaciones lo hacían más complicado. Poco a poco fueron llegando los followers. Personas a las que no conocía más allá de su pequeña biografía del perfil de Twitter. Era curioso sentirse observado y leído. Y de esos momentos conservo a algunos de los nuevos amigos a los cuales con el paso del tiempo voy desvirtualizando, @DiegoAlipio, @Hades87 o @amfumero. Poco a poco iba siendo selectivo en los twitteros a los que seguía y tras probar varias aplicaciones para no tener que estar visitando continuamente la web de Twitter me decidí por Twitbin, que ha día de hoy sigue siendo la que manejo y con la que me siento más a gusto.

Hoy no concibo no tener mi pantalla dividida en dos, observando qué es lo que se cuenta en esa «tontería», que ni es una red social, ni un sistema de mensajería, ni un chat y que lo es todo al mismo tiempo. Me convertí en un Twittero compulsivo, manteniendo conversaciones sobre el rumbo del Heavy Metal con @Drakonian, mejorando mi conocimiento sobre la Web 2.0 gracias a enlaces como los que diariamente ofrece la maestra @dreig, indignándome con las forma de operar de Microsoft y aprendiendo siempre de @mmadrigal, disfrutando de conversaciones sobre eduación 2.0 con @lolacarreno, echando una mano a mi antiguo alumno @electropopnet siempre que se atasca para encontrar un enlace, descubriendo compañeros a los que no conocía en mi misma universidad como @josek_net, acudiendo a la radio para hablar de Internet y música gracias a @javiervb, fui invitado a un congreso (al que por desgracia no pude acudir) por @eraser, discutiendo sobre si el poder de lo amateur es realmente negativo con @ajkeen, recuperando la amistad lejana con mi querido @NachoTX e incluso acabé por hacer que @OlvidoAndujar abriera su propia cuenta de eso que me tenía tan liado.

Tantos y tantas conversaciones que sería imposible ponerlas en un solo post. @albero y su trabajo constante por mejorar la vida de los estudiantes, @fernandot y su incansable trabajo de alfabetización en WordPress, @AlexEncabo y su insaciable sed por aprender sobre Heavy Metal, @Hexneken y su historia de amor en el Siglo XXI con @Lady_Elyon, el estress de @lady_sackville con su boda o los quebraderos de cabeza en el trabajo de @miss_peel

Acabo de escribir mi twitt número 10.000. Y esa «chorrada» que no sirve para nada tal vez siga siendo una pérdida de tiempo, tal vez mi productividad se vea afectada, posiblemente haya otras opciones más interesantes para comunicarse, pero desde luego he de reconocer que Twitter ha cubierto con creces mis expectativas. Y a fin de cuentas, cada uno lo usa como quiere, ¿no?

Gracias a todos mis followers por haberme procurado un fantástico año de ¡conversación!