La Rioja dos a cero

Hace varias semanas se puso en marcha una campaña de promoción diferente a lo que estamos acostumbrados. La Consejería de Turismo de La Rioja lanzaba la iniciativa Un año sabático en La Rioja, un interesante giro a las campañas promocionales que las comunidades autónomas llevan a cabo para generar una mayor visibilidad de sus territorios. En este caso, la campaña se centra en un «concurso» tras el cual, el ganador podrá disfrutar de un año en La Rioja, con los gastos pagados, viviendo en distintas zonas de la comunidad y actuando como «evangelizador» de las bondades de la tierra.

La Rioja ha comprendido que en estos momentos el Turismo de Experiencia es la vía fundamental para atraer visitantes. Ante una enorme oferta, el planteamiento es claro: ven y disfruta una forma de vivir distinta, sosegada, en la que los tiempos, los paisajes y las gentes son tanto o más importantes que el producto por el que tradicionalmente se conoce la comunidad autónoma,  su vino, reconocido mundialmente.

Pero lo que resulta más atractivo de la campaña es la estrategia multicanal en la que se enmarca. Son los participantes los que se inscriben e interactúan a través de los distintos entornos colaborativos y conversacionales. La campaña tiene su respaldo en Facebook, con decenas de comentarios (y respuestas) en su muro, en Twitter, donde siguen a más personas de las que les siguen, algo novedoso en el caso de las cuentas promocionales-de organizaciones, así como en Flickr y YouTube.

Tras la primera fase en la que cientos de personas se registraron, el proceso continua con entrevistas personales con los distintos candidatos para llegar a una gran final en la que uno de ellos obtendrá la consecución de un premio tan interesante como bien planteado. El ganador no sólo disfrutará del año sabático, sino que también podrá realizar un proyecto «vital» durante ese año, actuando también como una persona clave para la promoción del Turismo de La Rioja. Las votaciones de los usuarios serán una parte importante para la decisión de la persona finalmente agraciada con el premio, de forma que la participación sigue siendo clave y la estrategia de juego y colaboración no se pierda en ningún momento.

Centrado en la persona, usando herramientas colaborativas, integrando los entornos 2.0 con los canales tradicionales, la campaña, aun lejos de terminar con el nombramiento del ganador ya ha sido un éxito y vuelve a mostrar que, cuando la estrategia es clara y bien enfocada, la aplicación de la Web Social puede generar un gran impacto en la comunicación y el marketing.

(Yo participo en el concurso y mi explicación de motivos así como mi visión como participante puede encontrarse aquí)

Y los trolls llegaron… a Twitter

Ya he hablado alguna vez del Trollismo 2.0, esas actitudes terroristas llevadas a cabo en la mayoría de las ocasiones por parte de niñatos aburridos, que han encontrado en la Web Social una forma de canalizar el pensamiento único que escapa de su única neurona. La Web se va poblando cada vez más de comentarios agresivos, xenófobos e insultantes planteados por grupúsculos de usuarios que, al calor de la supuesta libertad de decir (y hacer) lo que les apetezca, vierten por doquier.

Foros, periódicos digitales, blogs, redes sociales y ahora también Twitter, la red que hasta hace poco parecía librarse de estos vándalos. Cuando analizamos la demografía de Twitter y los perfiles de sus usuarios encontramos que, al menos en España, es especialmente usada por profesionales que han encontrado un espacio de colaboración y conversación rápido, ágil y que cubre los más variados intereses. Así, nos servimos de Twitter profesores, consultores, expertos en Social Media y también profesionales de cualquier sector, atraídos por las enormes posibilidades relacionales que ofrece una herramienta que pasó del «qué estás haciendo» al uso personalizado por parte de cada usuario.

Twitter falla muchas veces. Cualquier usuario lo sabe. La famosa «ballena» aparece en demasiadas ocasiones. Y buena parte de los mensajes allí publicados son absolutamente vacuos o inconsistentes. Y tal vez en eso radica su gracia. En acceder a un Time Line en el que las personas a las que siguen están desgranando poco a poco fragmentos de su existencia. Y hasta ahora esas reglas servían, para la diversión, para la conversación, para el aprendizaje y para la denuncia.

Pero he aquí que los trolls han decidido colonizar el último espacio que les quedaba. Los últimos hechos sucedidos en relación a Marcelino Madrigal así lo atestiguan. Tras encontrarse de nuevo con su cuenta cerrada, es fácil observar que ese cierre ha sido inducido por avisos de «spam» a Twitter por parte de un grupo de adolescentes descerebrados cuya única misión en la vida parece ser poder obtener su pequeño momento de gloria. La gloria del niñato matón y macarra. El aplauso palmero del baboso que sueña con ser grande y observa que simplemente es una cucaracha bailando al son de las ratas.

No enlazaré a esos elementos. No lo haré por no darles más publicidad de la necesaria. Sigo creyendo en la máxima «Don´t feed the troll«. Pero aun así creo que hemos de tomar medidas. Todos. Twitter y los usuarios que lo han hecho crecer como espacio de libertad, más allá de convertirse en un nuevo espacio colonizado por estos primates aporreadores de teclas. O lo hacemos o en poco tiempo no será Marcelino Madrigal el que haya desaparecido de la red, ni la lucha contra la pornografía infantil silenciada, sino que mañana te tocará a ti.

¿Nos callamos y seguimos soportando?…

We shall never surrender

Marcelino Madrigal es nuestra conciencia viva contra la pornografía infantil que existe en Internet.

Marcelino lucha contra las grandes multinacionales con toda su fuerza y no se deja arredrar.

Marcelino ha sido baneado de Microsoft Live y hasta en dos ocasiones por Twitter, por mostrar al mundo las miserias con las que ni los políticos son capaces de luchar y de poner freno.

Marcelino no es un líder ni un gurú.

Marcelino simplemente grita al mundo lo que el mundo piensa y no se atreve a decir o no dedican el tiempo a luchar.

Marcelino soy yo.

Marcelino eres tu.

Marcelino somos todos.

Porque todos hemos de parar este sin sentido. O lo logramos o no habrá esperanza para la red.

Vamos a ir hasta el final.
Vamos a luchar en Francia,
Vamos a luchar en los mares y océanos,
Vamos a luchar con CRECIENTE confianza y CRECIENTE fuerza en el aire.
Vamos a defender nuestra isla sea cual sea el coste que pueda ser.
Vamos a luchar en las playas, vamos a luchar en los campos de aterrizaje,
Vamos a luchar en los campos y en las calles.
Vamos a luchar en las colinas,
Nosotros nunca nos rendiremos.

¿Crisis? Hagamos una obra…

En diciembre de 2009 se acababa una parte de las obras del entorno del Manzanares, ese río que tenemos en Madrid y que puede desaguarse cual lavabo quitando un tapón. Tras años de excavadoras, ruidos y suciedad, la zona del Paseo de la Virgen del Puerto ofrecía la cara amable de su renovación. No hacía falta indagar mucho para saber que las últimas semanas se habían agilizado unas obras que mostraban permanentemente la realidad del mito de Penélope: el agujero que se cerraba un día, se volvía a abrir dos días más tarde. Había dinero a espuertas. El Plan E, utilizado masivamente por ayuntamientos de toda España, y especialmente por el de Madrid, permitía jugar ese ciclo sin fin.

Acabado el dinero del Plan Agujereador, se acabaron las obras. Los vecinos se congratularon por la marcha de las máquinas y el final de molestias permanentes. El Ayuntamiento de Madrid, de paso, pudo ponerse la medalla del reformador urbano. A costa de romper también nuestros bolsillos y lograr la mayor deuda de las ciudades españolas, se nos prometió que habíamos llegado al fin.

Olvidábamos que el verano es el momento en el que los ayuntamientos aprovechan para hacer de nuevo agujeros en las calles. Siempre he pensado que más del 80 % de esos agujeros no son necesarios, sino que es una forma de poder ofrecer a las contratas de obras un momento de trabajo. De gastar un dinero público para pagar algún tipo de favores arcanos. O simplemente de tirar un dinero a la basura «porque si».

Junio de 2010. 6 meses tan solo después de terminar las obras de Virgen del Puerto, las que destrozaron aceras durante largos meses, las que mantuvieron las calles con un aspecto de queso de gruyere permanente, comienza de nuevo la pesadilla. Nuevamente los martillos pilones y las excavadoras toman posición en la Rivera del Manzanares. De nuevo rompen las piedras. Exactamente en el mismo sitio donde hace 180 días se daba por terminado uno de los proyectos faraónicos del alcalde que nos ha tocado sufrir. Exactamente la misma acera y el mismo tramo. Ni un metro más allá.

Nuevamente toca pagar, económica y personalmente, por supuesto. Con dinero público, y con mala leche privada, por descontado. El dinero se conseguirá a base de apretar de nuevo a los ciudadanos con tasas e impuestos absurdos. La mala leche nos la tragaremos a base de la píldora mágica que nos hace pensar que Madrid y sus gobernantes son así, el ruido, la suciedad y la ineptitud mezcladas a partes iguales.

Pero ¿por qué quejarnos? ¿Crisis? ¿Problemas de gasto público? ¿Deuda? Todo es salvable si vives en Madrid, tienes una empresa constructora y buenos amigos en el consistorio. Así pues, ya sabes lo que has de hacer…

I Love California!

All the leaves are brown
and the sky is grey
I’ve been for a walk
on a winter’s day

I’d be safe and warm
if I was in L.A
California Dreamin’
on such a winter’s day

stopped into a church
I passed along the way
well, I got down on my knees
and I pretend to pray

you know the preacher likes the cold
he knows I’m gonna stay
California Dreamin’
on such a winter’s day

all the leaves are brown
and the sky is grey
I’ve been for a walk
on a winter’s day

if I didn’t tell her
I could leave today
California Dreamin’
on such a winter’s day

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