Los currículos y las justificaciones de méritos en la universidad española

En España hay 83 universidades, entre públicas y privadas. A ellas se suman un sin fin de institutos y centros de investigación. Y por supuesto 11 agencias de acreditación universitaria, 10 que dependen de las comunidades autónomas y una de ámbito estatal: ANECA. Imaginemos que un profesor quiere solicitar una acreditación como profesor en alguna de las figuras ya comentadas profusamente en este blog (Ayudante Doctor, Profesor Contratado Doctor, Profesor de Universidad Privada, Profesor Titular, Catedrático…). El primer paso para ello será elegir con qué agencia intentarlo. ANECA tiene validez en todo el país pero las 10 «Anequillas» pueden ser también una alternativa. Una vez elegida la agencia, el solicitante deberá registrarse en la aplicación informática correspondiente y rellenar un completo curriculum en el que aparezcan todos sus méritos docentes, investigadores y profesionales. ¿Todos? No. Obviamente solo aquellos de los que en su día al solicitante se le ocurrió pedir un papel que certifique haber hecho tal o cual actividad. Si hace 10 años organizaste un congreso y trabajaste más horas que el sol más vale que tengas un documento que lo certifique o aquello no habrá pasado. Lo mismo ocurre con las actividades profesionales. Ay de ti como no pidieras un certificado o como en tu contrato no apareciera el nivel profesional que desempeñaste en la organización. Mejor no ponerlo, puesto que si piensas que con ello vas a compensar los dichosos artículos incluidos en el índice JCR de los que careces, más vale que lo vayas olvidando.

Una vez que el formato de currículo ha sido rellenado es necesario preparar un dossier en el que todos y cada uno de los méritos aparezcan justificados. Lo que no se pueda justificar con un documento no existe. Lo de menos es si se han adquirido unas capacidades, habilidades o conocimientos sobre cualquier cuestión. Lo importante es el papel con un sello. Esas son las normas, muy enfocadas, según dicen, en la búsqueda de la «Calidad» y en homogeneizar todas las solicitudes. Así pues, con todos los documentos posibles se genera un inmenso dossier que en unas ocasiones se entrega en formato digital y en otras en papel. Hará bien el solicitante en escanear ese documento. Sus cuitas no han comenzado siquiera.

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Imaginemos ahora que el solicitante consigue lograr la ansiada acreditación. A partir de ese momento podrá presentarse a una plaza en la universidad pública. No insistiré en la dificultad de que estas se convoquen, ni en los sempiternos problemas de endogamia de las universidades españolas, que llevarán a que muy probablemente la plaza esté concedida antes de que salga a concurso. El candidato, para poder presentarse a la plaza, deberá rellenar un nuevo currículo y presentar la consabida justificación de los méritos. ¿Qué tipo de currículo? Uno diferente por cada universidad, con una ordenación distinta de los capítulos que lo conforman. Teniendo en cuenta que todas las universidades públicas juegan con su cacareada «autonomía universitaria» para crear su propio modelo, tenemos 50 tipos de currículo y 50 tipos de justificaciones diferentes. Algo cada vez más seguido también por las universidades privadas, que crean los suyos propios.

Por supuesto los modelos pueden también variar entre las diferentes figuras de profesorado y lo más seguro tal vez no sea igual el modelo para una plaza de Profesor Asociado que para una de Ayudante Doctor o de Profesor Contratado Doctor. Eso sería poner las cosas muy sencillas y todo el mundo sabe que en la universidad la «Calidad» hoy es un valor que ha de conseguirse por la diferenciación.

Los expertos en Recursos Humanos aconsejan que un curriculum vitae no supere una página y en ningún caso las dos. Yo tengo media docena de currículos que me han ido pidiendo distintas universidades. El más light tiene 11 páginas, el de la FECYT supera las 30 y el de ANECA se acerca a las 70. Y llevo creados ya cuatro dossieres de justificación de méritos, que oscilan entre las 350 y las 500 páginas, en los que se cuenta prácticamente lo mismo, eso si, ordenado de una forma diferente, para que no haya dudas de lo única y especial que es la organización universitaria en la que se entrega.

Se habla mucho de la necesaria reforma universitaria. Y se pone el acento en cuestiones como la financiación de las universidades, la gobernanza o la enésima reforma de los planes de estudios. Pero hay disparates de los que no es rentable hablar. Tal vez sea porque los que pretenden hacer reformas en la universidad no son capaces de atisbar ni tan siquiera cómo se accede (o no) a ser profesor en ellas. Y así seguiremos… Rellenando solicitudes, haciendo currículos, creando dossieres…

3 comentarios

  • Patético. No desfallezcas y lucha por lo que te mereces, aunque es para mandarlos a la mismísima mierda burocratizada. Abrazos y suerte, maestro.

  • Compañero, me siento identificado contigo. Yo entré este febrero pasado en una pública de asociado. Llevaba más de 10 años intentándolo. Pero ya sabes lo endogámico que es todo… Suerte

  • Francisco y Javier, gracias por vuestras palabras de ánimo. No sé cuando ni cómo, pero algún día acabaremos con este disparate. Seguro que sí…

    Abrazos