¿Burbuja 2.0?

Web 2.0 o Web Social, como le gusta llamarla a Antonio Fumero (acepción con la que estoy cada vez más de acuerdo) y cientos de aplicaciones y de empresas que crean una web con bordes redondeados, asombran con nuevas funcionalidades y lo ofrecen todo de forma gratuita. Los resultados llegarán de la mano de la publicidad o de servicios premium, o tal vez de un comprador millonario que esté dispuesto a posicionarse en el nuevo mundo, ese en el que la colaboración, la inteligencia colectiva y la creación compartida derrote a las viejas reglas económicas .

Como superviviente de la burbuja .com no puedo dejar de recordar aquellos días de vino y rosas. Eran los momentos en los que nos cocíamos en los «First Tuesday» con un Plan de Negocios absurdo debajo del brazo y también eran los momentos en los que el «Ganar.com» nos mostraba mensualmente como la revolución de la Nueva Economía era posible.

No hay curso en el que no ponga a mis alumnos «Startup.com«, la película que muestra el auge y caída de Govworks.com. La he visto tantas veces que me la sé de memoria. Y cuanto más la veo más temo que podamos asistir a una repetición de aquella situación. Algo ha cambiado, desde luego. Y es que la «nueva» web permite que cualquiera publique, que cualquiera cree, que cualquiera comparta. Y eso es lo grande. Pero ¿y el negocio? Acabo de recibir un montón de trabajos de mis alumnos en los que analizan Facebook frente a Tuenti. Y desde luego sus conclusiones son, cuando menos, desalentadoras. Nada que no nos imaginemos, pero al revisar sus «papers» tengo la misma sensación de aquellos que estaban presentes el día que aquel niño lanzó el grito: «El rey está desnudo».

Esta web que apenas acaba de comenzar ya tiene tienda. Siempre quise trabajar en una librería y hoy tengo la mía. Realmente la Web 2.0 lo ha hecho posible. No deja de ser un «mashup» en el que mezclo una web de comercio electrónico con mi blog, aprovechándome de la tecnología AJAX, y de los sistemas de recomendación que permiten ajustar y mejorar el proceso de compra. Aunque todo es posible gracias a una empresa Web 1.0, o 2.0, o 3.0, da igual los guarismos que queramos ponerle. En definitiva a una empresa que ha sabido monetizar (palabra horrible, por cierto) desde el primer día sus visitas, la inteligencia colaborativa de sus usuarios, las posibilidades de abrirse a espacios fuera de su entorno-web privado. Resulta curioso que siempre usemos los mismos ejemplos. Pero tal vez es que son esos ejemplos los que mantienen la ilusión, no sólo en hacer las cosas mejor, sino también en ganar dinero con ellas. Y una vez más, Amazon es la culpable.

¿Volveremos a tropezar en la misma piedra?