Un mes para las elecciones: ¿La Universidad? Ah, esa cosa molesta…

Falta un mes para que en España se celebren elecciones generales. Todo el mundo coincide en que esta cita electoral va a ser una de las más importantes de los últimos años. Tal vez porque el gobierno resultante de las mismas debe ser el encargado de llevar adelante la tan cacareada recuperación económica. O porque el escenario electoral presupone cambios en la composición del Parlamento. O simplemente porque es la coletilla que hay que decir o publicar mediáticamente en las vísperas de cualquier elección de un nuevo gobierno.

En el próximo mes seguro que asistiremos a la avalancha de propuestas y promesas electorales, de uno u otro signo. Los partidos políticos nos sorprenderán con ese documento llamado «Programa Electoral» que suele asemejarse a una carta a los Reyes Magos. En la que lo único que no aparece es el carbón que tantas veces recibimos los ciudadanos. Esos programas que mezclan de forma alquímica ingredientes tan variados como confusos, para que finalmente la actuación de gobierno se desarrolle en el día a día «a como dé lugar»…

¿Cuáles son las propuestas de los principales partidos políticos para la universidad española? A un mes de las elecciones seguimos sin saberlas. Bien es cierto que la universidad es la eterna damnificada por comisiones y subcomisiones de expertos que desarrollan documentos que acaban por convertirse en papel mojado. Trabajos que acaban durmiendo el sueño de los justos sin que se tomen decisiones al respecto y que significan que la universidad continúe siendo un paquebote a la deriva. Expertos, de todos los colores. Opiniones, en medios especializados y en tertulias. Papeles, tan trasnochados como las viejas fichas amarillentas que todavía se ven en algunas aulas. Propuestas, pocas, sin concretar, sin discutir y, sobre todo, sin aplicar.

elecciones20d¿Qué quieren hacer los partidos políticos españoles con la universidad española? ¿Qué piensan de la gobernanza de las universidades? ¿Cómo plantean afrontar las necesidades de financiación? ¿Cuál es la opinión acerca de los estudios de Grado o de Postgrado y su calidad o falta de ella? ¿Cuáles son los planteamientos acerca de los retos ante la enseñanza-aprendizaje universitario en la denominada «Sociedad del Conocimiento», desde el punto de vista del día a día? ¿Cuál debe ser el papel de la universidad ante estudiantes que no tienen nada que ver con los de hace décadas? ¿Qué pueden esperar los profesores de la universidad? ¿Cuál va ser ser carrera dentro de la misma? ¿Cómo va la universidad a afrontar el desarrollo y la transmisión de la ciencia y el conocimiento los próximos años? ¿Cuál debe ser el papel de las instituciones de la sociedad y del entorno, desde las empresas hasta las organizaciones sociales? ¿Quién debe participar en ello? ¿Cómo? En definitiva, ahora que tanto se habla de reformas, ¿qué reformas se proponen para la universidad y quiénes deben actuar como motor para desarrollarlas?

En España tenemos 83 universidades, entre públicas y privadas. Es posible estudiar más de 2600 Grados y más de 3600 másteres. Más de un millón y medio de estudiantes están matriculados en las diferentes opciones. Y hay más de ciento quince mil profesores. Con un presupuesto global cercano a los diez mil millones de euros. Pero todo esto parece no ser lo suficientemente importante para las fuerzas políticas, TODAS, que nos pedirán, rogarán e incluso exigirán su voto durante las próximas semanas.

La universidad es una de las piezas clave de un país. La educación lo es. Y la educación superior se convierte en el último proceso que permite a una nación tener personas y profesionales preparados para asumir los retos más complicados. Un país que no sea capaz de conseguir que su sistema universitario avance es un país con el freno atascando las ruedas motrices. Pero de nuevo nos encontramos ante la inanición de propuestas, de ideas, de debate. No necesitamos grandes planteamientos genéricos, como no me cabe duda de que aparecerán en esos panfletos electorales que están por llegar. Tenemos la imperiosa necesidad de saber qué es lo que se quiere hacer, en todos los aspectos. Y la garantía de que se tratará de llevar adelante.

Seguiremos esperando hasta que, quién sabe, cuando los nuevos planteamientos lleguen sea demasiado tarde…