Ramoncín 2.0

Hago una pausa en la Tesis para analizar los últimos movimientos de José Ramón Julio Martínez Márquez, conocido en la galaxia como Ramoncín, cantaor de coplillas punkis, transmutado a imitador del Boss, presentador de concursos culturales y sabio invitado cual croquetilla farandulera a tertulias y saraos variados.

A Ramoncín se le ha lapidado por su apoyo a las posturas de la Sociedad vertical en la que participa con los jefes y los proletarios, algo muy revolucionario. Pero no es mi intención hoy hablar de esa entidad anacrónica en el siglo XXI, odiada como la que más y que estaría dispuesta a demandarme si se me ocurriera escribir lo que pienso de ella.

Hoy escribo sobre Don Ramón por su nueva ocupación como jurado de O.T. el engendro pseudomusical ese con el que somos torturados desde hace años. Don Ramón hace años firmó un manifiesto contra esa sandez, considerada absurda por las personas que tenemos un mínimo sentido del ridículo. Manifiesto que años después circula por la red para demostrar que la adaptación al cambio no tiene límites. Don Ramón participará en Operación Triunfo y la twittesfera/blogosfera se indigna. Y yo no consigo entender por qué.

Sesgado como estoy, con comprobaciones de lo doscero, observo que Don Ramón no es más que un producto complejo de la Web 2.0, tal como perfectamente enunciaba Tim O´Reilly en su artículo seminal sobre la revolución que se cernía sobre la web (no pretendo en ningún caso argumentar que Don Ramón sea un espermatozoide huidizo de dicho concepto).

Vayamos con el análisis:

1. La web Tele como plataforma. Algo que nuestro protagonista conoce muy bien, desde que terminó de orinar a su público y que ha practicado en plataformas de todo tipo.

2. Inteligencia colectiva. Nunca nadie consiguió aunar tanto desprecio (tal vez la organización en la que él pasaba algún rato)

3. Gestión de las bases de datos. Don Ramón es un experto. Sabe exactamente los euros que ha dejado de ganar por su éxito «Marica de terciopelo» y a partir de ahí conoce perfectamente como monetizar los mismos

4. Beta permanente. Ramoncín, Ramón, D. Ramón. Punki, rockero, plasta cantautor, ñoño, presentador, tertuliano, jurado…

5. Programación ligera y simplicidad. De «Rock and Roll duduá» a « «Me da pena la gente que se agacha en el top manta. Me da pena porque es un problema de cultura. Ahora hay una gente que no sabe quién toca, que lo que quieren es tener 700.000 canciones en el móvil, tener y tener. Si hay alguien que cree que en la pantallita de un móvil se puede ver Spiderman III, esa no es mi cultura» se observa un compendio de adaptaciones al entorno y al medio.

6. Multiplataforma y multidispositivo. Alguien con más de 200.000 entradas en Google es la perfecta demostración de que es imposible dejar de saber de él.

7. Rica experiencia de usuario. Cada vez que abre la boca la caga lía. Y miles de Internautas tenemos algo de lo que escribir, aun a costa de quitarnos un rato de nuestras obligaciones.

Definitivamente, gracias, Ramón, por permitirme una nueva comprobación para mi Tesis Doctoral.

59 días

Faltan 59 días para la entrega de mi Tesis Doctoral. O al menos el documento previo a las correcciones, que imagino me llevarán buena parte del verano. Son momentos difíciles, ya que es cuando empiezas a darte cuenta de que realmente podías haber hecho mucho más, de que tal vez no hayas encarado el tema como debieras, de que hay tanto por leer todavía. Es el momento en el que la pantalla en blanco, el folio garabateado o tu cabeza no acaban de ponerse de acuerdo ante la inmediatez.

Por ello he decidido empezar a grabar un podcast cuasi-diario. Lo publicaré prácticamente en bruto. Sin edición de ningún tipo, de forma que os pido indulgencia por el mal sonido, y sin guión, simplemente lo que vaya pasando por mi cabeza. El objetivo no es otro que enfrentarme durante un rato a los fantasmas que parecen querer robarme hasta el último de los momentos.

Ya queda menos… o queda tanto…

Si queréis suscribiros al podcast podéis hacerlo aquí

Solidaridad con Marcelino Madrigal

Cerrar su blog es querer amordazar lo que ocurre, pretender mirar hacia otro lado, cercenar la denuncia, llevarnos a 1984, donde la historia se reescribía una y otra vez para hacer que lo incómodo no existiera.

No a la pederastia, no a la censura, no a la dictadura de unos pocos pseudoabanderados de «Lo Social» y «El progreso de las Redes» mientras los delicuentes, reconocidos, denunciados, campan a sus anchas.

Microsoft, devuelve su blog a Marcelino y acaba con los miserables que habitan en tu casa

Los músicos e Internet

Gracias a Carmen Martín Tejeda de Onda Madrid y a Javier Villarubia (un amigo al que espero desvirtualizar pronto, hemos estado en Onda Madrid hablando del uso de Internet por parte de los músicos.

Había muy poco tiempo, pero creo que al menos ha quedado claro que desde la Música hay que observar a Internet como una oportunidad y no como una amenaza.

Gracias Javi por pasarme el audio!!!

¿Microsoft se alía con los pederastas?

Ayer publicaba el caso que ha ocurrido con Marcelino Madrigal y su blog a raiz de las denuncias contra Microsoft por los contenidos claramente pederastas que aparecen en su red social. Su lucha parece estar condenada al fracaso ya que, al menos hasta este momento, no ha podido recuperar la cuenta con la que se conecta al servicio.

Tras hablar con él he decidido darme una vuelta por esos espacios que Marcelino ha criticado con vehemencia. Y lo que he podido observar es tan absolutamente desagradable que parece mentira que esté ahí, al alcance de cualquiera (no me he identificado con una cuenta MSN, simplemente he ido navegando por perfiles, saltando de comentario en comentario).

Decenas de fotos de niñas, en poses nada infantiles o absolutamente ingenuas, es lo de menos, coronadas por el correspondiente mensaje ofreciendo el correo electrónico, chat, por no hablar de propuestas tan absolutamente explícitas que hacen enrojecer a cualquiera.

Microsoft castiga a Marcelino con la excusa de haber violado el código de conducta. Un código que conducta que dice, entre otras cosas:

Usos prohibidos

No cargará, publicará, transmitirá, transferirá, distribuirá ni facilitará la distribución de ningún contenido (lo que incluye texto, imágenes, sonido, vídeo, datos, información o software) ni usará el servicio de una forma que:

  • muestre desnudez de algún tipo, lo que incluye desnudez humana completa o parcial o desnudez de formas no humanas, como dibujos animados, arte fantástico o manga.
  • promueva, defienda o muestre pornografía, obscenidad, vulgaridad, blasfemia, odio, fanatismo, racismo o violencia gratuita.
  • desvirtúe el origen de cualquier elemento que publique o cargue, lo que incluye la suplantación de otro individuo o entidad.
  • facilite o cree vínculos a sitios externos que infrinjan este Código de conducta.
  • incluya contenido protegido por leyes de propiedad intelectual, derechos de privacidad o publicidad o cualquier otra legislación aplicable, a menos que sea el propietario de esos derechos, los controle o haya recibido el consentimiento necesario.
  • tenga el objetivo de dañar o explotar a menores de alguna forma.
  • esté diseñada para solicitar o recopilar información de identificación personal de un menor (cualquier persona que tenga menos de 18 años), lo que incluye, sin limitarse a, nombre, dirección de correo electrónico, dirección particular, número de teléfono o nombre del colegio.
  • invada la privacidad de cualquier persona al tratar de conseguir, recopilar, almacenar o publicar información privada o de identificación personal, como contraseñas, información de cuentas, números de tarjetas de crédito, direcciones o cualquier otro tipo de información de contacto sin su conocimiento y expreso consentimiento.
  • sea ilegal o infrinja cualquier ley local y nacional; eso incluye, sin limitarse a, pornografía infantil, bestialidad, incesto, drogas ilegales, piratería de software y acoso.
  • amenace, hostigue, difame, estafe, degrade, discrimine, trate injustamente o intimide a una persona o a un grupo de personas por razón alguna, lo que incluye edad, sexo, discapacidad, origen étnico, orientación sexual, raza o religión; ni incite o anime a nadie a hacerlo.

Pero que permite que cientos de esos comportamientos se lleven adelante. Rápidamente ellos se lavan las manos argumentando que «no pueden controlar el uso y los contenidos que allí se publiquen». Pero ¿acaso no tienen una responsabilidad con los usuarios? No son contenidos ocultos, cualquiera puede acceder con la mayor sencillez del mundo. Si yo lo he hecho, cualquiera puede hacerlo, y desde luego, ellos también.

La Web Colaborativa, el doscerismo que permite que el usuario cree contenidos y que se comunique ha de ofrecer también seguridad a los usuarios, especialmente velar por los menores y no plegarse al negocio. Y es que Microsoft demuestra una vez más que a ellos eso de la ética es una asignatura que se les olvidó. ¿Qué pensaría de ello el señor Gates, si mañana encontrara una foto de Jennifer Katharine Gates mirándose al espejo y asaltada por decenas de animales dispuestos a lograr como fuera su cuenta de chat para «pasar un rato divertido»?

(La foto que publico, repugnante, es una captura (de las más suaves) de uno de los miles de perfiles de niñas con comentarios de pederastas consentidos y amparados por los dueños de la Red Social)

Realmente ¿Sómos tan sociales?

No me gustan los Spaces de Microsoft. No participé en la pseudo polémica sobre si la herramienta de Microsoft puede ser considerada o no un blog, ya que lo que si que creo es que es un espacio donde los usuarios pueden incorporar sus contenidos, crear, manifestarse y hacerlo de la forma que ellos consideren necesaria. Al igual que HI5, Tuenti, Orkut o Fotolog, son herramientas que no uso, pero me parece fantástico que haya quien se sienta bien en ellas.

«Lo Social» es ese batiburrillo de ideas que prometen hacer cambiar la web. El usuario como creador de contenido, la gran red que ofrece la libertad de expresión, de lanzamiento de propuestas y de discusión sobre las mismas sin que «oficialmente» detrás haya una empresa determinada. «Lo Social» frente a «Lo Anti-Social». Esa oscura nube que parece ceñirse sobre los internautas cada vez que se habla de las tres uves dobles. Piratas, timadores, pornógrafos, pederastas… El cáncer que ha mantenido atenazadas las noticias sobre Internet desde mediados de los noventa. Lo de menos es que seamos millones usando la web a diario. Lo importante es que el hombre muerda al perro y es fácil encontrar ese tipo de hombres en Internet. No son lo único. Son minoritarios. Pero existen. Y contra ellos la acción directa, penal y por la vía de la justicia, es la que hemos de reivindicar. Y hoy, en ese nuevo entorno prometido de la web social, todos podemos apoyar, empujar contra «Lo Anti-social», «Lo Oscuro».

Marcelino Madrigal es el editor de un Space alojado en Microsoft. Y he hablado alguna vez de él aquí. No porque le conozca más allá de cruzar de vez en cuando mensajes en Twitter, sino porque muchas veces estoy de acuerdo con sus planteamientos. Y otras muchas no. En ocasiones es arisco, borde, desesperadamente pesimista. Incluso para algunos podría aparecer como un antihéroe de los Blogueros Top, tan seguido como ellos y, desgraciadamente, tan vilipendiado como aquellos. Es lo de menos para mí. Cuando Twittea algo que no me gusta acepto su opinión aunque no la comparta. Aunque reconozco que su provocación permanente es interesante para mantener la mente ágil en un entorno que lleva a caer en el seguidismo y el clientelismo.

Marcelino ha tenido varios problemas con los de Redmond, dueños de la plataforma en la que un día decidió empezar a publicar. En su momento le amenazaron con el cierre por sumarse a la campaña contra la anorexia. Absurdas amenazas que afortunadamente no se cumplieron. Pero que al final se han llevado a cabo esta pasada semana a raíz de otra denuncia del escritor sin pelos en la lengua.

No voy a glosar aquí toda la peripecia del cierre del Space. Creo que es mucho mejor leerlo de primera mano (afortunadamente el blog vuelve a estar abierto). Pero no puedo callar ante el abuso, la falta de escrúpulos, la hipocresía de Microsoft y la absurda amenaza (llevada adelante durante unas horas) y la falta de explicaciones
de una empresa que ha vuelto a demostrar una vez más su rodillo contra todo aquello que se salga de su sota, caballo y rey.

La denuncia de los comportamientos encontrados por Marcelino de pederastas, sin camuflaje de ningún tipo, en la Red de Microsoft, no sólo no tendría que haber llevado a la situación disparatada final, sino que debería hacernos reflexionar profundamente a todos. Internet no puede perdonar un sólo comportamiento permisivo con un delito repugnante y execrable. Sin duda son las autoridades las que lo han de perseguir, las que han de poner a esos delincuentes en manos de la justicia pero, ¿si mañana oímos a alguien gritar cuando le están dando una paliza, no lo denunciamos? ¿Esperamos a que las fuerzas de seguridad se den por aludidas?

Para algunos (muy ruidosos, desgraciadamente), el error de Marcelino fue publicar las fotos que permitían observar la crudeza del caso. Las de uno al azar, puesto que cientos de usuarios «poco mediáticos» se esconden en esta y todas las redes sociales al acecho de su presa. Mostrar la crudeza de lo que allí se exigía. Según los críticos (y también según Microsoft), lo que tenía que haber hecho era avisar a la autoridad (lo hizo) y haber permanecido sentado, expectante. ¿Y? ¿Acaso la imagen no agita nuestras consciencias? Ver la foto (convenientemente distorsionada) de una niña de 8 o 9 años y la de su acosador de 50 nos pone frente al espejo de otra realidad. La que queda oculta entre decenas de artículos sobre la bondad de coleccionar cientos de «amigos» desconocidos. ¿Acaso no defendemos «Lo Social» como un paso más allá (sin romper ni ir contra la ley)? ¿No reivindicamos la ciberacción como un derecho del Siglo XXI?

«Lo Social» debería unirnos. Debería generar magmas de protestas. Y así parece hacerlo en algunas ocasiones. Pero otras veces, tan importantes, sino mucho más, siguen mostrando el comportamiento egoísta, cínico y huidizo de la «Cosa Social» así como la estulticia y tiranía de las organizaciones que la gobiernan.

Contra la Pederastia… Ni un paso atrás!

(Actualización de 23 de abril. Parece ser que Microsoft ha cerrado definitivamente el blog de Marcelino Madrigal, así como toda la cuenta. No obstante podéis leer el relato completo en el enlace que aparece en esta entrada, convenientemente cambiado y apuntando hacia La Comunidad de El País, donde también publica)

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