Recursos Humanos 2.0

Ayer tuve la posibilidad de compartir un rato con los alumnos del Curso de Experto en Social Media Management que organiza Unidad Editorial y en el que participan algunos de los mayores expertos del tema de nuestro país. Fue apenas media hora en la que recorrimos algunas de las características principales de, no tanto la Gestión de los Recursos Humanos, como el nuevo empleado ante una situación cambiante en las organizaciones.

Quiero agradecer a la organización que contara conmigo y a todos los participantes sus agradables palabras durante y después del curso. Os publico la presentación que utilicé (tal vez algún día sea capaz de hacer un ppt en condiciones 🙂

Semifinalista

No del Mundial, ese evento que nos ha vuelto locos y que ha cambiado la cara de nuestro país. Sino del concurso del que hablaba hace unos días. Hoy se han publicado los nombres de las 15 personas que intentaremos conseguir ganar un año sabático en La Rioja. Para ello es previsible que debamos contar con los apoyos de amigos y conocidos. Algo que convierte en un tesoro los contactos que uno tiene en sus redes sociales.

Desde mi punto de vista, esta parte del concurso se convierte en un nuevo reto. Tras los últimos años he ido generando un enorme número de contactos a través de las distintas redes sociales. Desde Twitter, mi espacio de comunicación favorito hasta las redes verticales como XING o LinkedIn, pasando por MySpace o el ubícuo Facebook, y sin olvidar los distintos blogs en los que escribo, comenzando por este, muchas son las pesonas con las que interactúo de forma virtual. Es decir, dentro de pocos días mi candidatura se convierte en cierto sentido en un «producto» que tendré que administrar correctamente desde el punto de vista de los Social Media.

Será interesante ver hasta qué punto puedo manejar mi influencia a través de las redes. Y cómo mi identidad digital y mi marca personal pueda influir en los resultados en la votación del concurso. Esa es la meta que he de marcarme, puesto que la decisión final será tomada por parte de la organización del concurso.

Un ejercicio de trabajo en medios sociales y una idea en mi cabeza. Ser capaz de no agobiar ni agotar a los que me seguís, por cualquiera de los medios posibles. ¿Lo conseguiré? Espero que si. Pero también espero no cruzar la delicada línea que separa de una acción en medios sociales de un bombardeo inmisericorde de autopromoción.

Así pues, si en el camino que se abre ante mí en pocos días véis que estoy a punto de franquear el límite, paradme los pies. Ya que, a la postre, en cualquier campaña de Social Media lo importante siempre es la mesura que ayude a alcanzar los objetivos, no el objetivo per se.

Ah, recuerdo que mi blog para el concurso es este, donde iré publicando toda la actualidad sobre el proyecto en el que me quiero embarcar en La Rioja

La Rioja dos a cero

Hace varias semanas se puso en marcha una campaña de promoción diferente a lo que estamos acostumbrados. La Consejería de Turismo de La Rioja lanzaba la iniciativa Un año sabático en La Rioja, un interesante giro a las campañas promocionales que las comunidades autónomas llevan a cabo para generar una mayor visibilidad de sus territorios. En este caso, la campaña se centra en un «concurso» tras el cual, el ganador podrá disfrutar de un año en La Rioja, con los gastos pagados, viviendo en distintas zonas de la comunidad y actuando como «evangelizador» de las bondades de la tierra.

La Rioja ha comprendido que en estos momentos el Turismo de Experiencia es la vía fundamental para atraer visitantes. Ante una enorme oferta, el planteamiento es claro: ven y disfruta una forma de vivir distinta, sosegada, en la que los tiempos, los paisajes y las gentes son tanto o más importantes que el producto por el que tradicionalmente se conoce la comunidad autónoma,  su vino, reconocido mundialmente.

Pero lo que resulta más atractivo de la campaña es la estrategia multicanal en la que se enmarca. Son los participantes los que se inscriben e interactúan a través de los distintos entornos colaborativos y conversacionales. La campaña tiene su respaldo en Facebook, con decenas de comentarios (y respuestas) en su muro, en Twitter, donde siguen a más personas de las que les siguen, algo novedoso en el caso de las cuentas promocionales-de organizaciones, así como en Flickr y YouTube.

Tras la primera fase en la que cientos de personas se registraron, el proceso continua con entrevistas personales con los distintos candidatos para llegar a una gran final en la que uno de ellos obtendrá la consecución de un premio tan interesante como bien planteado. El ganador no sólo disfrutará del año sabático, sino que también podrá realizar un proyecto «vital» durante ese año, actuando también como una persona clave para la promoción del Turismo de La Rioja. Las votaciones de los usuarios serán una parte importante para la decisión de la persona finalmente agraciada con el premio, de forma que la participación sigue siendo clave y la estrategia de juego y colaboración no se pierda en ningún momento.

Centrado en la persona, usando herramientas colaborativas, integrando los entornos 2.0 con los canales tradicionales, la campaña, aun lejos de terminar con el nombramiento del ganador ya ha sido un éxito y vuelve a mostrar que, cuando la estrategia es clara y bien enfocada, la aplicación de la Web Social puede generar un gran impacto en la comunicación y el marketing.

(Yo participo en el concurso y mi explicación de motivos así como mi visión como participante puede encontrarse aquí)

Y los trolls llegaron… a Twitter

Ya he hablado alguna vez del Trollismo 2.0, esas actitudes terroristas llevadas a cabo en la mayoría de las ocasiones por parte de niñatos aburridos, que han encontrado en la Web Social una forma de canalizar el pensamiento único que escapa de su única neurona. La Web se va poblando cada vez más de comentarios agresivos, xenófobos e insultantes planteados por grupúsculos de usuarios que, al calor de la supuesta libertad de decir (y hacer) lo que les apetezca, vierten por doquier.

Foros, periódicos digitales, blogs, redes sociales y ahora también Twitter, la red que hasta hace poco parecía librarse de estos vándalos. Cuando analizamos la demografía de Twitter y los perfiles de sus usuarios encontramos que, al menos en España, es especialmente usada por profesionales que han encontrado un espacio de colaboración y conversación rápido, ágil y que cubre los más variados intereses. Así, nos servimos de Twitter profesores, consultores, expertos en Social Media y también profesionales de cualquier sector, atraídos por las enormes posibilidades relacionales que ofrece una herramienta que pasó del «qué estás haciendo» al uso personalizado por parte de cada usuario.

Twitter falla muchas veces. Cualquier usuario lo sabe. La famosa «ballena» aparece en demasiadas ocasiones. Y buena parte de los mensajes allí publicados son absolutamente vacuos o inconsistentes. Y tal vez en eso radica su gracia. En acceder a un Time Line en el que las personas a las que siguen están desgranando poco a poco fragmentos de su existencia. Y hasta ahora esas reglas servían, para la diversión, para la conversación, para el aprendizaje y para la denuncia.

Pero he aquí que los trolls han decidido colonizar el último espacio que les quedaba. Los últimos hechos sucedidos en relación a Marcelino Madrigal así lo atestiguan. Tras encontrarse de nuevo con su cuenta cerrada, es fácil observar que ese cierre ha sido inducido por avisos de «spam» a Twitter por parte de un grupo de adolescentes descerebrados cuya única misión en la vida parece ser poder obtener su pequeño momento de gloria. La gloria del niñato matón y macarra. El aplauso palmero del baboso que sueña con ser grande y observa que simplemente es una cucaracha bailando al son de las ratas.

No enlazaré a esos elementos. No lo haré por no darles más publicidad de la necesaria. Sigo creyendo en la máxima «Don´t feed the troll«. Pero aun así creo que hemos de tomar medidas. Todos. Twitter y los usuarios que lo han hecho crecer como espacio de libertad, más allá de convertirse en un nuevo espacio colonizado por estos primates aporreadores de teclas. O lo hacemos o en poco tiempo no será Marcelino Madrigal el que haya desaparecido de la red, ni la lucha contra la pornografía infantil silenciada, sino que mañana te tocará a ti.

¿Nos callamos y seguimos soportando?…

We shall never surrender

Marcelino Madrigal es nuestra conciencia viva contra la pornografía infantil que existe en Internet.

Marcelino lucha contra las grandes multinacionales con toda su fuerza y no se deja arredrar.

Marcelino ha sido baneado de Microsoft Live y hasta en dos ocasiones por Twitter, por mostrar al mundo las miserias con las que ni los políticos son capaces de luchar y de poner freno.

Marcelino no es un líder ni un gurú.

Marcelino simplemente grita al mundo lo que el mundo piensa y no se atreve a decir o no dedican el tiempo a luchar.

Marcelino soy yo.

Marcelino eres tu.

Marcelino somos todos.

Porque todos hemos de parar este sin sentido. O lo logramos o no habrá esperanza para la red.

Vamos a ir hasta el final.
Vamos a luchar en Francia,
Vamos a luchar en los mares y océanos,
Vamos a luchar con CRECIENTE confianza y CRECIENTE fuerza en el aire.
Vamos a defender nuestra isla sea cual sea el coste que pueda ser.
Vamos a luchar en las playas, vamos a luchar en los campos de aterrizaje,
Vamos a luchar en los campos y en las calles.
Vamos a luchar en las colinas,
Nosotros nunca nos rendiremos.

Educamos o Enredamos II

En esta segunda parte del post dedicado a la Mesa Redonda que compartimos el miércoles en el CRIF Las Acacias me gustaría hacer referencia al otro tema polémico que surgió también de las palabras de Agustín Cuenca, la privacidad, o más bien la desaparición de la misma. Agustín lanzó un mensaje bastante rotundo cuando dijo que debemos olvidarnos de la privacidad puesto que con la generalización de la Web Social esta camina hacia su desaparición. Algo que puede gustarnos o no, pero que simplemente es así.

Palabras duras y que considero merecen muchas matizaciones, al igual que el complejo tema de los contenidos (que está siendo desarrollado en estas interesantes conversaciones que aconsejo leer detenidamente). Ciertamente el famoso chiste de los perros conversadores en los principios de la Web ha sido superado. Hoy nos situamos frente a Internet con nuestro nombre y apellidos, incorporamos nuestras fotos, nuestros pensamientos, los hacemos públicos, en muchas ocasiones de forma inconsciente y permanecen en ella por tiempo indefinido. El concepto de lo público y lo privado parece haber quedado tan difuminado que puede entenderse que lo privado ya no tiene sentido.

No obstante, no estoy de acuerdo con que debamos aceptar esa falta de privacidad como una situación que simplemente ha de ser asumida como algo imparable. Obviamente la telaraña mundial se ha convertido en el nuevo ágora, y como tal muchas conversaciones pasan a ser del dominio público, al igual que lo eran hasta hace unos años nuestros comportamientos en el espacio off line. Pero esa situación no debe cegarnos ni llevarnos a obviar que ha de ser el usuario el que exija (y consiga) los niveles de privacidad que él exija. Indudablemente cuando realizamos una acción en el mundo off line de forma abierta y pública somos observados y juzgados por la misma. En la Red ocurre igual, la pregunta que hemos de hacernos es si somos conscientes de ello.

Es en el desconocimiento de las reglas de la Red donde radica el problema. Y en las características de la información publicada en Internet, especialmente su durabilidad en el tiempo, y acceso a la misma no sólo por particulares, sino cada vez por un mayor número de empresas.

Pongamos un símil un tanto burdo pero posiblemente válido. Imaginemos una de tantas fiestas de disfraces en las que un hombre se viste de mujer. Algo absolutamente asumido por nuestra sociedad (al margen de los todavía tristes comportamientos homófobos). Es una impostura del momento que vista desde una contextualización lúdica no significa nada más que el acto de diversión asumiendo un rol diferente.

Ahora bien, pongamos una docena de fotos de ese momento en Internet. En cualquier red social. Y descontextualicemos la situación. La imagen se convierte en la dictadora de dicho momento. A eso unamos que el nuevo entorno de «amistad» (entrecomillo ya que el tema de los «amigos» en redes sociales generará otro post) permite que cualquiera pueda recoger esa imagen, retocarla, reenviarla y reutilizarla a su modo. La metáfora del disfraz se convierte entonces en un problema, que puede ser muy serio.

Agustín comentaba que ellos en su empresa no buscan expedientes académicos, que «googlean» a sus candidatos. Y no son los únicos. Pongamos que una empresa encuentra esa imagen sacada de contexto. ¿Podemos pensar que no va a afectar más allá del puro plano on line? Sinceramente, lo dudo.

El concepto de identidad digital y la necesidad que tenemos de trabajarla como parte de nuestras habilidades digitales es clave, sin duda. Pero obviamente cualquiera que haga uso de la Web Social es consciente de que son planos cognitivos y actitudinales diferentes los que nos encontramos en ella. De ahí la exigencia de poder contar con criterios y herramientas que nos permitan valorar qué es lo que queremos hacer público y qué exigimos que sea privado. Por seguir con el símil anterior, si además de en una fiesta de disfraces disfruto vistiéndome de mujer en mi casa y no quiero que se sepa, tengo todo el derecho a que nadie entre en ella y lo cuente a todo el mundo (y que incluso se lucre con ello).

Nuevamente la función de los educadores, padres y profesionales es clave para llevar de la mano a los nuevos usuarios de la Web. Sin convertir la nueva situación en algo terrorífico, pero sin obviarla como tan sólo un nuevo peaje que debamos pagar por el «avance» de Internet. Tenemos derecho a hacer público todo lo que queramos, pero también hemos de tener el derecho al olvido o al anonimato si así lo queremos.

Todos estos argumentos se ven amplificados por el hecho de que son los niños y los adolescentes los que están incorporando a la red contenidos de forma permanente. ¿Debemos prohibírselo? Es simplemente absurdo sólo pensarlo. Pero sí debemos trabajar con ellos para que sean conscientes de las características del nuevo entorno. Acompañarles en ese viaje y, al igual que con el resto de planos de la realidad, lograr que sean conscientes de que la privacidad es una parte irrenunciable de la libertad…

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