Soy un oráculo

Un gran visionario. Cada día estoy más seguro de ello. Lástima que nadie se de cuenta. Resulta que chafardeando por la web llego al blog de Eduardo Collado (qué envidia de plantilla, leche, ¡es preciosa!) y a su vez referencia al de Carlos Terceiro. Ambos se hacen eco de una información publicada por Invertia, que a su vez cita a un estudio de Adesis, en la que se analiza la blogosfera corporativa, y en concreto la presencia de las empresas del Ibex 35 y sus blogs. Y da gusto ver como coinciden sus datos con los que yo publicaba en el mes de noviembre (leche, se me fue el de Abengoa). Lo dicho, soy un guru

… cuando analizo las empresas de nuestro IBEX 35, es decir, las 35 empresas españolas de mayor capitalización bursátil, ergo, las supuestamente más importantes, me encuentro estos datos:

  1. Abertis. Ningún blog. Un webcast en el que el Consejero Delegado presenta la compañía a los accionistas. Sí posee un canal RSS: http://www.abertis.com/es/rss.php
  2. Acciona. Ningún Blog ni canal RSS
  3. Acerinox. Ningún blog ni canal RSS
  4. ACS. Ningún blog ni canal RSS
  5. Aguas de Barcelona. Ningún blog ni canal RSS. Tampoco gran actualización de noticias
  6. Altadis. Ningún blog ni canal RSS. Un webcast con los resultados del primer semestre
  7. Antena 3. Ningún blog. Sí posee canal RSS: http://www.antena3.com/rss/web/html/rss/index.htm
  8. Banco Popular. Ningún blog ni canal RSS
  9. Banco Sabadell. Ningún blog. Ofrece canal RSS y la posibilidad de incluirlo directamente en un lector de Feeds mostrando los más importantes
  10. Banco Santander. Ningún blog ni canal RSS
  11. Banesto. Ningún blog ni canal RSS
  12. Bankinter. Ningún blog ni canal RSS
  13. BBVA. No blogs ni RSS en la web corporativa. Algún webcast aunque muy escondido. Sí algunos blogs en BlueBBVA, el producto creado para los usuarios más jóvenes: 4 blogs sin relación con el negocio: OT, música, viajes y Cine y TV
  14. Bolsas y Mercados Españoles. Ningún blog ni RSS
  15. CINTRA. Ningún blog ni RSS
  16. Enagas. Ningún blog ni RSS
  17. Endesa. Ningún blog ni RSS
  18. FCC. Ningún blog. Si posee canal RSS http://www.fcc.es/fcc/corp/esp/o_sdc_rss.xml
  19. Ferrovial. Ningún blog. Si posee canal RSS: http://www.ferrovial.es/rss.asp
  20. Gamesa. Ningún blog ni canal RSS
  21. Gas natural. Ningún blog ni canal RSS
  22. Iberdrola. Ningún blog ni canal RSS. Sí acceso a un webcast
  23. Iberia. Ningún blog. Sí canales RSS tanto en la web comercial como en la corporativa: http://grupo.iberia.es/grupoiberiaApp/RssXmlCorporativa?idioma=es_ES
  24. Inditex. Blog en Pull & Bear aunque poco actualizado. Presencia de Bershka en SecondLife. Massimo Dutti anuncian blog pronto. Ofrecen canal RSS en el web corporativo: http://www.inditex.com/es/feed
  25. Indra. Ningún blog ni canal RSS
  26. Inmobiliaria Colonial. Ningún blog ni canal RSS
  27. Mapfre. Ningún blog ni canal RSS
  28. NH Hoteles. Ningún blog ni canal RSS. No obstante sí han trabajado por fuera de su web corporativa en el blog Historias en Hoteles recientemente lanzado por Weblogs S.L y en sus Vive la Ciudad, que ya incorporan 5 ciudades españolas
  29. REE (Red Eléctrica Española). Ningún blog. Si ofrece canal RSS: http://www.ree.es/index_rss.html
  30. Repsol YPF. Blog de los mecánicos del Repsol Team.
  31. Sacyr Vallehermoso. Ningún blog ni canal RSS
  32. Sogecable. Blogs en Cuatro, Plus, CNN, Viajar, EP3…
  33. Telecinco. Ofrece diferentes blogs, unidos especialmente a Informativos Telecinco
  34. Telefónica. Ningún blog ni canal RSS.
  35. Unión Fenosa. Ningún blog ni canal RSS

En fin, resumiendo: salvo Repsol, NH Hoteles, mínimamente BBVA, Inditex y Telecinco, así como las empresas de Sogecable (Medios de comunicación estos últimos, a los que se les suponía… al menos), al resto de nuestras grandes compañías la blogosfera les importa un higo. No es que me sorprenda, puesto que la mayoría de sus webs no ofrecen interés ni para sus accionistas, pero no deja de entristecerme.

Sin duda, cuando en un comentario anterior se planteaba el miedo al blogging por parte de las organizaciones, éste se quedaba corto. Miedo no. TERROR con mayúsculas…

Da gusto ver un trabajo de investigación bien hecho y mejor referenciado, !Sí señor!…

Libertad, expresión y educación

Estoy orgulloso de mis padres. Desde muy pequeño se obsesionaron por conseguir que sus cuatro hijos tuvieran la mejor educación posible. Eso significaba pelearse con nosotros para que estudiáramos, para que leyéramos, para que tuviéramos conciencia crítica. Mi propio padre se negó durante mucho tiempo a que entrara un vídeo en casa ya que consideraba que eso significaría terminar con las largas conversaciones sobre cualquier cosa y a cualquier hora. Nunca hubo en mi casa un sólo tema prohibido o tabú. Y la máxima con la que siempre me crié es la de disfrutar con la discusión, defender mis ideas y respetar las ideas contrarias, aunque no las compartiera.

Tuve la suerte de descubrir y comenzar a usar Internet en épocas muy tempranas. Aquella mágica ventana que se abrió para mí en el 95´me permitía multiplicar mis anhelos de comunicación. Podía discutir de forma bizantina con decenas de personas de todo el mundo y mi adicción a Grupos de News, Listas de Correos y Foros creció hasta el punto de que el día que la web avanzó hacia una nueva versión, incluso sin ser conscientes de ello, con la aparición de los blogs y otras formas de participación, fui feliz.

Volví a la Universidad después de unos años fuera de ella. Después de dedicarme a la consultoría me di cuenta de que lo único que me hace sentir bien es la conversación permanente, el placer de compartir pareceres, de discutir. La Universidad siempre ha sido para mí eso. E incorporé Internet a mi discurso off line, no podía ser de otra manera. Empujando, animando, pidiendo a mis alumnos que no pararan de indagar y participar en cualquier debate on line que vieran de interés. Con vehemencia, con pasión.

Y hoy, en medio de una Tesis Doctoral que aboga por la conversación empresarial con los clientes y el entorno, empiezo a sentir la cara negativa de la moneda digital. No en el caso de las corporaciones, no todavía, al menos. Sino en esos foros, espacios de discusión y blogs que cada vez más rapidamente se llenan de insultos, de gritos, de amenazas, de faltas de respeto ante los que piensan de forma diferente.

Por supuesto el aumento del número de usuarios de Internet tiene mucho que ver con ello. La Netiquette, aquel concepto tan caduco como la cantinela de «eso es una falta de educación», tantas veces oído, parece haber desaparecido, sustituido por el «soy libre de decir lo que quiero y como quiero, y tú, fascista, no eres quién para decirme lo contrario».

Fascista. Palabra que aterra simplemente con oírla. Usada simplemente para callar al contrario, como un puñetazo virtual o dialéctico, como un mantra legitimador. E insultos. Rojos, Fascistas, mezclados en un debate absurdo, sin respeto y sin otro fundamento que mostrar el «soy libre y digo lo que me da la gana».

En la Universidad se acalla a los políticos. Los políticos, a su vez, acallan a los periodistas lanzando su mensaje y sin aceptar críticas. En la calle la dicotomía entre unos y otros se dirime con insultos tendentes al mamporrerismo más atroz. Y en los foros y los blogs… los que pensamos en la belleza de la palabra, enrojecemos ante la vulgaridad del discurso.

Da igual que se trate de una discusión sobre si algunos los moteros no se comportan bien sobre el asfalto o sobre los descerebrados que deciden tomar las calles para denigrar al contrario. Es lo de menos si la discusión se produce en Meneame o en un foro de una cadena de televisión. El objetivo es gritar, vejar, ser el chulo, el matón de la clase, hoy virtualizada pero no por ello menos real.

Hemos conseguido que buena parte de nuestra sociedad use Internet para comunicarse. Y hemos logrado que se abran nuevas formas de intercambiar opiniones, de forma rápida y ubicua, aunque yo no dejo de pensar que nos ha faltado algo. La formación para evitar que un nuevo tipo de macarra tabernero se adueñe del discurso, pegue patadas en la boca ajena y se convierta en el estereotipo a seguir.

Curso sobre la Web Social

La semana que viene se llevará a cabo en Madrid un curso que creo que puede ser muy interesante y por el que me gustaría pasar. Tendrá que ser por la tarde, ya que la mañana la tengo ocupada con clases, pero a partir de las 15:30 será interesante ir a ver a Enrique Dans, Tíscar Lara y Antonio Fumero, entre otros.

Me da rabia perderme la sesión de Empresa 2.0 pero le lloraré a los organizadores para ver si consigo al menos las presentaciones. Da gusto que la Universidad apoye estas acciones. Desde Blogocosa no podemos ser menos… ¡a completar el auditorio!

Un nuevo libro electrónico…

Acabo de terminar de leer el libro Manual de uso del blog en la empresa escrito por Alberto Ortiz de Zárate, y me ha parecido un buen ejercicio de síntesis sobre los estudios de la blogosfera empresarial. Como hemos dicho tantas veces, es difícil escribir sobre el tema sin tener que dejar de recurrir una y otra vez a ejemplos muy conocidos, al dichoso gráfico de Abril de 2007 de Technorati (han pasado ya 10 meses y al paso que crece la blogosfera no creo que tenga nada de real) y a intentar convencer a los directivos de la llamada Empresa 2.0 que el cambio no sólo es bueno, sino también necesario.
De todas formas es una buena iniciativa y un texto muy completo, con gran cantidad de material adicional, bibliografía, enlaces, etc. que debería ser lectura obligada para todos aquellos que desde el ámbito empresarial estén pensando incluir los blogs en su estrategia.

Especialmente interesante me ha parecido el que Alberto ofrezca la posibilidad de adquirirlo por 12 € en formato papel o descargarlo en formato PDF. Y es que tras gastarme 31 € en La gran guía de los blogs, y cabrearme hasta la saciedad con lo flojo de su contenido, agradezco poder leer primero lo que el autor quiere contar, antes de pasar a tenerlo en mi biblioteca…

Nuevo material publicado… ¿más de lo mismo?

Ya está disponible el número de Enero-Abril de la Revista Diálogos, que dedica un especial a los blogs. Tras leer detalladamente todos los artículos, que han tenido el buen criterio de poner en formato PDF y de libre descarga, mi sensación es agridulce. Salvo el artículo de Tiscar Lara, certera como siempre en sus análisis sobre la blogosfera educativa, el resto me han parecido que continúan enfocando el «asunto blog» a la manera clásica y tal vez, ya conocida: historia de la blogosfera, de donde viene, como se ha llegado aquí, cuantos blogs hay según Technorati, lo importantes que son como medio de expresión, sus diferencias con los medios de comunicación tradicionales…

Solamente hay un artículo que toca el uso de los blogs en las empresas. Se trata de Los blogs en la comunicación empresarial, de Amaia Arribas. Apenas un par de páginas (si nos saltamos los datos clásicos de Technorati y los orígenes, tantas veces citados, del mundo blog) para recordar la importancia que tiene la blogosfera en la creación de la imagen de marca, en la generación de nuevas formas de interactuación con el cliente y en sus posibilidades para la generación de conocimiento y su gestión en las organizaciones.

Pobre resultado que me asusta y al mismo tiempo me da esperanzas. Eso significa que hay mucho por hacer y por escribir en nuestra lengua sobre la blogosfera corporativa, esa a la que le está costando despegar, pero que cada día va a tener más necesidad de hacer uso de la cacareada Web 2.0 y todas sus herramientas.

A pesar de todo, un trabajo completo y que puede abrir nuevas ideas a los menos conocedores de la materia…

Hipótesis comprobada (el día que fui "meneado")

El problema de hacer una tesis sobre la web 2.0 y la blogosfera es que es difícil no hablar de ello. A tus amigos, a tu familia y, por supuesto, a tus alumnos. No es fácil poner ejemplos vividos, al menos no lo es para mi. Tiendes a usar los clásicos, los de manual. Pones el ejemplo de Kryptonite, citas a todas horas a Digg y a Meneame, muestras ejemplos citados decenas de veces y te centras en un mensaje: los usuarios de Internet tienen la palabra; la conversación fluye con libertad.

La dificultad real, no obstante, sigue radicando en la comprobación. En que no te lo cuenten o lo leas. En sentirlo y verlo con tus propios ojos. Y eso es lo que hoy ha ocurrido con este blog. Una bitácora con una media de cuarto y mitad de visita diaria. Un blog tan personal que sólo mis alumnos, y no todos, conocen. Y por un cabreo. Un post fruto de la mala leche ante la injusticia que viví el sábado pasado. Y de pronto… ZAS! visitas y más visitas.

Uno, que ejerce de canelo ingenuo de vez en cuando, no entendía lo que pasaba. Más de «cero coma» comentarios en un post. Y vaya si tenía explicación. De pronto la cacareada conversación se hace real. Hubiera preferido no tener que escribir el post. Eso significaría que las injusticias que me enervan no existirían. Pero mira tu por donde, y sin quererlo, la hipótesis ha sido, una vez más, comprobada. La conciencia colectiva, en Internet, existe. La tantas veces citada conversación es real como la vida misma. Con sus ruidos y sus sesgos. Con sus opiniones contradictorias. Imposible de frenar. Imposible de controlar.

Visito con frecuencia Meneame. Pero hasta hace muy poco no me he registrado. Y las cosas como son, todavía me cuesta entender gran parte de su funcionamiento (eso del Karma es superior a mis fuerzas). He leído a absolutos desconocidos opinando sobre lo que escribí. Cabreados con mis faltas de ortografía (fruto de esa nefasta rapidez que lleva a plasmar con celeridad y a no revisar con tranquilidad). Argumentando a favor y también en contra, en un ejercicio de comunicación desde la virtualidad y al mismo tiempo desde la realidad más tangible, grandioso.

No soy ingenuo. Se que las visitas a este blog son flor de un día. Pero a pesar de ello, además de conseguir sin pedirlo, la comprobación de mi hipótesis sobre el poder de la blogosfera, han conseguido que mi ego se vea acrecentado como nunca.

Eso sí, si habéis leído el post «popular», no dejéis de ver el vídeo de los protagonistas. Y de disfrutar con su música. A mi me emocionaron desde el primer momento. Así que, tal vez, a vosotros también…

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