A jugar!

Los niños aprenden jugando. Y un día alguien decide que ya son mayores para seguir con juegos y que la Escuela tiene que convertirse en algo «serio». Casi de la noche a la mañana el entorno de diversión y esparcimiento es sustituido por currículos que inciden en que el aprendizaje debe estar dentro del aula y el juego mantenerse fuera de ella, en los espacios de asueto. Los niños se convierten en adultos y los juegos se convierten en ese espacio observado desde lejos o, en el mejor de los casos, practicado en momentos específicos que no afecten a la actividad profesional.

Por fortuna nuestra sociedad está cambiando. Lo que algunos consideran como un proceso de inmadurez puede ser entendido por otros como un descubrimiento de nuevas perspectivas vitales acordes a un mundo distinto. Para la vida, la carrera profesional y, por supuesto, para el aprendizaje. Jugar está en nuestros genes. Divertirnos es parte de nuestra experiencia vital. Competir pero disfrutar haciéndolo es algo que durante mucho tiempo se obvió. Hasta la popularización de un horrible término anglosajón: «gamificación«. Horrible como neologismo pero que empieza a crecer y obtener adeptos que descubren que la vida no tiene por qué ser aburrida. Desde el mundo de la empresa y, por fin, desde el aprendizaje. En todas las etapas y todas las edades.

Gamification of Education

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Siempre me he preguntado la razón por la que en la escuela primero y posteriormente en la universidad se olvidaba ese concepto y ahora que puedo retomarlo, aun siendo tachado de oportunista, voy a indagar en él profundamente. Espero poder cambiar con él buena parte de la metodología de mis clases para el próximo curso (siempre que los buenos augurios se confirmen y regrese a las aulas) y deseo que a partir de octubre volver a descubrir el juego en clase sea tan positivo para mi como para mis futuros alumnos…