Dejando atrás 2012

Falta una semana para que termine este año y como en muchos sitios web, es momento de hacer resumen en Infoconocimiento de un año que, tristemente para este que escribe, no pasará a la historia entre los mejores años profesionales que ha vivido.

2012 ha sido el año en el que la Educación ha sido uno de los temas más importante en la agenda informativa. Pero por desgracia en la mayoría de las ocasiones ha venido acompañado con noticias que tenían que ver con recortes, con despidos, con caída en la financiación, con malas noticias que no permiten ver una luz al final del triste túnel en el que nos encontramos perdidos desde hace cuatro años. No solo la Educación, todos los servicios públicos en los que tanto hemos confiado desde hace décadas parecen empezar a desmoronarse, mientras miramos asombrados y aterrorizados a un futuro que parece ensombrecerse cada vez más.

Desde el desempleo, absolutamente desbocado, hasta la actuación de nuestra clase política, alejada definitivamente de los ciudadanos, España parece vivir en una encrucijada de la que es difícil escapar. Da igual dónde pongamos la vista, el pesimismo se ha instalado como una losa imposible de levantar y aquellos que deberían insuflar las ganas de superarlo no parecen los más indicados. No importa, pensarán algunos: todo pasa, todo se supera. Aunque cada día parece más difícil aguantarlo.

Desde el punto de vista de la Web hemos asistido a la ubicuidad plena de las redes sociales. A un dulce caos en el que el ruido se generaliza, aunque en el que por fortuna todavía podemos indagar y encontrar iniciativas interesantes. Recuerdo que hace años un compañero profesor de la universidad me preguntaba qué sentido tenía el que todo el mundo pudiera opinar, si las opiniones solo se enfocaban en la violencia verbal y la intolerancia. En aquellos días yo, convencido de las bondades de la Web 2.0 discutía con él defendiendo las bondades de la democratización de acceso a las herramientas de «opinión». Hoy, en muchas ocasiones, me asaltan dudas sobre qué es lo que estamos haciendo mal. ¿Realmente la Web Social nos está haciendo más libres, más justos, más inteligentes? Será algo que deberemos seguir mirando con una perspectiva cada vez más crítica.

En lo que atañe a mi vida profesional ha sido un año para olvidar. Tras volver a Malta tuve que cerrar el proyecto del EMUI por falta de financiación. He sido rechazado por todas las universidades en las que he intentado obtener una plaza de profesor. Y en una, en la que me aceptaron, finalmente no hubo alumnos suficientes para poder incorporarme a ella. No he conseguido ni una sola de las becas postdoctorales a las que me he presentado. Incluso los papers que tenía aprobados han visto su publicación retrasada por razones, en ocasiones, incomprensibles. He continuado impartiendo cursos de formación continua, pero con un ritmo cada vez menor y unas condiciones que me hacen retrotraerme a 15 años atrás.

2012 se acaba y ojalá solo sea una mancha en nuestra memoria. 2013 debe ser el año en el que salgamos de este agujero. En el que, si bien no logremos nuestros sueños, al menos podamos sonreír más que durante este año nefasto.

Siempre me he considerado una persona optimista y positiva. Así pues, para todos, incluso para aquellos que son responsables de que este año que se marcha sea tan solo un mal recuerdo, mis mejores deseos. Nunca he hecho una petición de «Próspero Año Nuevo» con tanto convencimiento de su necesidad. Hemos de conseguirlo. Tenemos que salir de este agujero….

Cambio de vida, en pocos días…

Durante el último año y medio he estado disfrutando una experiencia fascinante, la posibilidad de vivir en Malta y estar a cargo de la coordinación del Euro-Mediterranean University Institute en la isla. Aunque ciertamente el Instituto no ha despegado como nos hubiera gustado (los malditos problemas de financiación que nos atenazan a todos, especialmente a las universidades públicas), en el plano personal este tiempo ha servido para comprender las características especiales que genera la insularidad y el pequeño tamaño de un país como Malta. Ha sido un proceso que me ha permitido continuar investigando sobre aspectos relacionados con los Social Media así como con los nuevos entornos de aprendizaje, en los que la incorporación de la tecnología y una nueva visión de los procesos de enseñanza están cambiando las sociedades.

Al igual que hace casi un año me preparaba para establecer mi base de operaciones de forma temporal y durante un trimestre fuera de Malta, en Eslovaquia, en esta ocasión no habrá una vuelta a este pequeño país que tan bien nos ha tratado y que dejará una marca imborrable en nuestro recuerdo. Malta ha cumplido con creces nuestras expectativas y tanto para investigadores como, especialmente, para emprendedores que estén dispuestos a lanzarse a la aventura de trabajar en un entorno internacional, es absolutamente recomendable.

A fecha de hoy no sé donde estaré viviendo dentro de un mes. Lógicamente tengo alguna idea al respecto, aunque no hay nada cerrado. Lo que espero es poder volver a las aulas, puesto que durante este período, aunque he impartido bastantes cursos de formación continua, el contacto diario con mis alumnos ha sido lo que más he echado de menos. Y es que al final, cuando uno se siente profesor sobre todas las cosas es difícil sentirse completamente satisfecho estando alejado de la docencia.

Infoconocimiento se ha mantenido en silencio durante más tiempo del que me hubiera gustado, pero a partir de ahora volverá con bríos renovados. Especialmente en cuanto este verano de ciertas incertidumbres termine. Y es que ante un momento como el que todos estamos viviendo, mantener la ilusión en que lo que nos va a ocurrir en el futuro va a ser mejor, es necesario, cueste lo que cueste. Cerramos un capítulo y abrimos otro. Y desde aquí espero poder contarlo…

Ombliguismo

No suelo acudir a eventos doscerriles. No por nada en particular. Tal vez tenga que ver mi cada vez mayor cinismo ante su utilidad. O puede que sea el cansancio tras llevar casi 15 años viendo a gurús cuyas aportaciones pueden ser leídas en decenas de sitios web y en el mejor de los casos en artículos científicos o libros con mayor o menor entidad.

La novedad que ha sido incorporada en los últimos tiempos es que no es necesario trasladarse al espacio en cuestión, sino que tan ricamente desde tu máquina puedes verlo en streaming e incluso comentarlo a través de Twitter o Facebook. Y esos comentarios suelen ser mucho más divertidos que la charla del gurusillo en cuestión ya que, al menos, haces amigos… o enemigos…

Esta semana se ha celebrado el SIMO. Creo que podrían mover un poco las siglas y rebautizarlo como MIOS. El yoismo como modelo de comunicación, glorificando al pope que cuenta cosas frente a un Powerpoint con bellas fotografías mientras los suyos asistentes parecen asentir, con mayor o menor convencimiento. Mi experiencia, mi idea, mi mensaje, mi, mi, mi…

¿Pero realmente es necesario que en un evento un profesor pontifique sobre que las empresas no saben usar Facebook? ¿Es lógico que un gurú de primer nivel repase su libro de 2002 sin aportar nada nuevo? ¿Se comprende que las operadoras de movilandia sigan con sus futuribles, oídos una y mil veces, pero siempre lejanos a la realidad, por no decir que absurdamente falsos?

Mi amigo Marcelino dice que las empresas pasan de la Web 2.0 con razón, ya que no ven que exista un modelo de negocio claro. Yo voy más allá. Espero que sigan pasando de ella y deseo que hasta la Web 2.0, o de Nueva Generación se les olvide. A ellos y a todos. De esa manera podremos centrarnos en lo que nos gusta: bloggear, twittear, encontrar a amigos a través de Facebook, descubrir música en MySpace o martirizar al mundo entero con nuestras fotos y vídeos sin tener que esperar a que vengan a nuestra casa. Si se olvidan tal vez no haya que santificar el eventismo del «me miro el ombligo una y otra vez».

Da igual, todo es cuestión de modas… o de pasta… ¿no?