Twitting, Wiking, Blogging…

Escuchaba esta tarde La Ventana, en su recién estrenada edición veraniega. Ana Guantes deja de pelearse por los campos futboleros gallegos y toma el relevo de Gemma Nierga en un programa que me acompaña siempre que tengo la desgracia de no poder hacer el deporte más popular de nuestro país. Y la primera agradable sorpresa me la encontraba al informar de que inauguraban nuevos canales de contacto con los oyentes. Comenzaban a Twittear, el fenómeno al que cada vez más gente se apunta, pese a lo lamentable de su servicio, con caídas eternas y usabilidad inexistente. Muchas veces me preguntan que para qué sirve esa «chorrada» de los 140 caracteres. Qué mejor explicación que la que muestra este libro electrónico cuyo enlace hoy posteaba Marc Cortés precisamente a través de su Twitter y su blog dedicado al pajarito. Perfecta explicación de su uso y de su utilidad.

Además de Twitter, La Ventana ha creado un Wiki, en el cual, como primera sección, los oyentes pueden incluir su blog. Ana Guantes mostraba su desconocimiento ante el galimatías del que hablaba Javier Casal, pero ha sido empezar a funcionar y el número de Twitteros, Wikipedistas y Bloggueros, que escuchamos la radio nos hemos vuelto locos para dar la bienvenida a los nuevos llegados.

Suelo clamar por la falta de adaptación de las organizaciones a la Web 2.0 y a las nuevas formas de comunicación, pero no cabe duda de que hoy, la SER ha logrado un trio de ases…

Marketing en las Redes Sociales

Me acaba de llegar el último pedido de Amazon y estoy deseando meterle el diente. El libro de Larry Weber sobre cómo utilizar estrategias de Marketing en las nuevas redes da pautas para comprender el fenómeno de las Redes Sociales y su uso desde el punto de vista empresarial. No cabe duda de que el escepticismo sobre muchas de esas herramientas también me ha hecho mella, pero sigo pensando que las posibilidades que se abren en el nuevo escenario son absolutamente tangibles.

Uso MySpace como promoción de mi programa de radio y en un año he pasado de 0 a 500 contactos, en su inmensa mayoría grupos musicales que ven una posibilidad de darse a conocer, de mostrar su música, de avisar sobre sus actuaciones. Es decir, de hacer marketing y comunicación.

Utilizo Xing, mucho menos de lo que debía, como red para hacer Networking y con bastante frecuencia recibo peticiones de colaboración en cursos y conferencias. Y cuando me «googleo» mi página en la antigua Neurona es la primera que aparece. Es decir, marketing de mi mismo.

Me he convertido en adicto a Twitter, pese a los continuos fallos de funcionamiento. No me sigue mucha gente pero yo sí tengo un buen grupo de personas a las que sigo y que cada vez que hacen algo y lo publican, me entero inmediatamente y me intereso más rápido incluso que con las actualizaciones de mi Netvibes. Llegan a mi, generan mi atención y me mantienen alerta y expectante. ¿Acaso eso no es Marketing?

Juego con mis blogs, con Tuenti, Facebook, soy adicto a los virales y estoy absolutamente convencido de que entramos en la era del Marketing 2.0 (yo prefiero denominarlo Marketing 3.0: frente a la primera época, enfocada en el producto, la segunda, en el consumidor y ésta tercera, en la que el poder recae en el cliente): es decir, son los clientes quienes directamente deciden qué quieren, crean el producto, realizan la comunicación y, en último término generan beneficios a la empresa que se presta a ese nuevo compromiso pagando un precio que consideran justo.

En definitiva, las sombras sobre la capacidad de generación de ingresos de la web 2.0 son altas, pero las luces también. Entre todos debemos lograr que lo mágico de controlar la comunicación no se vea reñido con los beneficios de las organizaciones que tratan de hacerlo posible.

Minority Report… más cerca

Repito muchas veces en clase que el futuro mostrado en la película de Steven Spielberg está mucho más cerca de lo que parece. La tinta electrónica es una realidad desde hace tiempo. Por supuesto el Lexus seguro que no estará lejos de aparecer, e incluso ser superado. Y lo que más llama la atención, que era la forma que tiene el protagonista de manejar el ordenador.

Pues parece que Bill Gates y sus chicos están dispuestos a que la nueva versión de Windows sea lo más cercana a la obra. Leo y descubro a través del Maestros del Web que la interfaz multitouch parece ser una realidad y para muestra qué mejor que disfrutar con el vídeo.

Pensar que ya tengo decidido pasarme a Apple en otoño…

Google te fotografía…

… Fotografía tu a Google. Hoy me he encontrado a uno de los coches que fotografían Madrid para su proyecto Street View. Y como todos llevamos una cámara en el bolsillo he querido que él también quedara inmortalizado.

La foto está hecha en la Plaza de Francisco Morano, esquina con el Paseo Doctor Vallejo Nájera. Se me ocurre un Meme blogosférico: Hagamos un Safari urbano para cazar cochecitos de Google. ¿Alguien se apunta?

Lo podemos subir a Panoramio, que para eso es suyo 😀

«¿Lo qué…?»

Twitter, ese gran desconocido y ese juguetito adictivo para miles de iniciados. Falla, está caído a todas horas, genera millones de mensajes sin sentido y miles de minutos persiguiendo a los «Twitteros» que más nos interesan. Pero ¿qué es Twitter?

Absolutamente genial el vídeo de Joan Planas, que me atrevo a reproducir aquí. Y después de verlo podemos preguntarnos… ¿quién es más «original»? ¿los que contamos nuestra vida on line o algunos de los personajes que aparecen ahí? Aún así, me temo que habrá que seguir jugando a la pedagogía de los imposible…

¿Burbuja 2.0?

Web 2.0 o Web Social, como le gusta llamarla a Antonio Fumero (acepción con la que estoy cada vez más de acuerdo) y cientos de aplicaciones y de empresas que crean una web con bordes redondeados, asombran con nuevas funcionalidades y lo ofrecen todo de forma gratuita. Los resultados llegarán de la mano de la publicidad o de servicios premium, o tal vez de un comprador millonario que esté dispuesto a posicionarse en el nuevo mundo, ese en el que la colaboración, la inteligencia colectiva y la creación compartida derrote a las viejas reglas económicas .

Como superviviente de la burbuja .com no puedo dejar de recordar aquellos días de vino y rosas. Eran los momentos en los que nos cocíamos en los «First Tuesday» con un Plan de Negocios absurdo debajo del brazo y también eran los momentos en los que el «Ganar.com» nos mostraba mensualmente como la revolución de la Nueva Economía era posible.

No hay curso en el que no ponga a mis alumnos «Startup.com«, la película que muestra el auge y caída de Govworks.com. La he visto tantas veces que me la sé de memoria. Y cuanto más la veo más temo que podamos asistir a una repetición de aquella situación. Algo ha cambiado, desde luego. Y es que la «nueva» web permite que cualquiera publique, que cualquiera cree, que cualquiera comparta. Y eso es lo grande. Pero ¿y el negocio? Acabo de recibir un montón de trabajos de mis alumnos en los que analizan Facebook frente a Tuenti. Y desde luego sus conclusiones son, cuando menos, desalentadoras. Nada que no nos imaginemos, pero al revisar sus «papers» tengo la misma sensación de aquellos que estaban presentes el día que aquel niño lanzó el grito: «El rey está desnudo».

Esta web que apenas acaba de comenzar ya tiene tienda. Siempre quise trabajar en una librería y hoy tengo la mía. Realmente la Web 2.0 lo ha hecho posible. No deja de ser un «mashup» en el que mezclo una web de comercio electrónico con mi blog, aprovechándome de la tecnología AJAX, y de los sistemas de recomendación que permiten ajustar y mejorar el proceso de compra. Aunque todo es posible gracias a una empresa Web 1.0, o 2.0, o 3.0, da igual los guarismos que queramos ponerle. En definitiva a una empresa que ha sabido monetizar (palabra horrible, por cierto) desde el primer día sus visitas, la inteligencia colaborativa de sus usuarios, las posibilidades de abrirse a espacios fuera de su entorno-web privado. Resulta curioso que siempre usemos los mismos ejemplos. Pero tal vez es que son esos ejemplos los que mantienen la ilusión, no sólo en hacer las cosas mejor, sino también en ganar dinero con ellas. Y una vez más, Amazon es la culpable.

¿Volveremos a tropezar en la misma piedra?

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