Escuela 2.0

Me aterra que el mundo gire en torno al «2». Hasta la política se ha subido al contubernio del doscerismo y hoy, por fin, se ha hecho público el plan Escuela 2.0 del Gobierno, anunciado en el Debate sobre el Estado de la Nación.

Vaya por delante que creo que hay que hacer un cambio profundo en las estructuras educativas de nuestro país. Si estoy haciendo una Tesis Doctoral en la que analizo la implantación de los blogs en la docencia será por algo. Pero al hilo de la propuesta de entregar a los niños de Quinto de Primaria, a partir de septiembre, un ordenador portátil (y tras haber oído una reflexión anónima en la radio) se me ocurren las siguientes cuestiones:

1. ¿Quién y cómo va a comprar esos ordenadores? 420.000 máquinas son muchas, como para no tener perfectamente aquilatado y controlado el proceso (y estudiados los riesgos y los costes)

2. ¿Qué pasa si un niño rompe un ordenador, lo pierde, se lo roban…? ¿Serán sus padres los que corran con los gastos? ¿Lo pagará el Ministerio? ¿Las comunidades autónomas?

3. ¿Qué software van a incluir los ordenadores? ¿Privativo? ¿Software libre? ¿Se harán nuevamente las editoriales las dueñas de los contenidos? ¿Microsoft comprará voluntades?

4. ¿Para qué va a servir el ordenador? ¿Cambiarán las programaciones didácticas? ¿Los temarios? ¿Los objetivos de aprendizaje? ¿Las metodologías?

5. ¿Quién va a formar a los maestros? ¿Cuándo? ¿Cuánto va a costar? ¿Qué se les va a enseñar?

6. Los colegios que se mantienen en condiciones insufribles, en barracones, sin apenas infraestructuras, ¿sustituirán esas necesidades por un «juguete» para los chavales?

Podría seguir. Wifi en todas las aulas, pizarras digitales, adaptación al doscerismo cuando empezamos a estar del mismo hasta el gorro. Olvidando que las herramientas no sirven si no hay algo más detrás. La tiza en manos de un gran maestro puede ser mucho más positiva que un ratón usado por un analfabeto digital.

Muchos interrogantes, demasiados, como para sentirme optimista. La educación necesita adaptarse a un nuevo mundo desde hace años, pero creo que estas medidas no aportan más que un bello titular, un gran montón de humo y un desasosiego inmenso ante lo que nos espera…

(Edito: creo que este artículo incide de forma más profunda en mis interrogantes)