Soy Profesor!

Los últimos meses apenas he tenido tiempo o ganas de escribir en Infoconocimiento. Por un lado el eterno proceso de lectura de mi Tesis Doctoral me ha dejado «vacío» en cierto sentido (Afortunadamente en ocho días ese tema quedará zanjado…), y por otro lado la inmediatez de Twitter y su embrujo ha hecho que cada vez use más la red del pajarito azul.

Twitter tiene millones de usuarios y su crecimiento sigue asombrando. Cada vez que intento explicarle a alguien en qué consiste su embrujo me pierdo en batallas que tal vez finalmente aporten poco al mensaje final. He reflexionado especialmente los dos últimos días sobre ello. Me hizo repensar esa aplicación doscerril la reunión de profes usuarios de Twitter del pasado fin de semana en Madrid. El concepto inicial era sencillo: profesores de toda España apasionados con dos ideas: la educación y la tecnología. Todos nos conocemos gracias al uso de la simple aplicación que permite lanzar ideas en 140 caracteres y todos trabajamos intentando aportar una visión distinta a la educación.

Juan Carlos, Javier y Bernabé fueron en buena medida los impulsores de ese encuentro. Pero todos participaron desde su inicio con igual ilusión. No había por debajo un objetivo de negocio, ni tan siquiera de mostrar a la comunidad docente o investigadora nuestros trabajos. No era un congreso ni un evento. Tan sólo una convocatoria con intención de conocernos y pasarlo bien.

Y vaya si lo pasamos bien. En grande, diría más bien. Cerca de 40 profes paseando por las calles de Madrid quitándonos la palabra mientras bromeábamos sobre como la tecnología había llegado a unirnos. Mientras aprendíamos unos de otros. Profes de todas partes de España. De todas las disciplinas. Caminamos, comimos, bebimos, reímos y, por supuesto, twitteamos. Hablamos de tecnología y de cacharritos pero especialmente pusimos en común algo que nos une por encima de todo, la pasión por la enseñanza, esa digna profesión que debería tener un prestigio que se nos niega tantas veces. Y lo hicimos sabedores de que el profesorado está cambiando. Tal vez poco a poco. Demasiado lentamente, posiblemente. Pero inmerso en una corriente sin fin por la que incluso nosotros nos sentimos a veces sobrepasados.

Tras las horas compartiendo conversaciones no restringidas a 140 caracteres tuvimos que volver a nuestro día a día. Pero ahora, cuando miro mi Timeline lo hago esperando ver un mensaje de cualquiera de esos amigos con un avatar potachovizado, y mi TweetDeck vibra cada vez que se lanza el hashtag #quedadaMadrid. Y es que por encima de todo, lo que el sábado dejó en mi ánimo fue una sensación de orgullo y de no sentirme solo. De ser parte de una inmensa familia. Una sensación de ser feliz por lo que soy…