Gorilas, orangutanes y acémilas

La semana pasada moría un chaval a las puertas de una discoteca en Madrid. El Balcón de Rosales, lustroso entorno del pijerío madrileño, se teñía de sangre por tres bárbaros que ponían en práctica sus conocimientos de psicología campestre. esto es, al que molesta, candela. En esta ocasión el chico había pasado con sus amigos la criba de los salvajes que se encargan de la «seguridad» de estos lugares. Dio igual, bastó un pequeño incidente para que las páginas de sucesos y Telecinco tuvieran material con el que nutrirse durante intensos minutos.

Soy el primero que lamenta la muerte de Alvaro Ussia. Aunque de no haber muerto reventado a golpes, el hecho no habría tenido trascendencia. Todos los días se producen ese tipo de agresiones. Todas las noches en nuestro Madrid los energúmenos de las puertas de los locales de ocio entregan la dicha o el cabreo de entrar en el garito prometido para poder ser envenenados pagando. Curioso, pero real. Estos animales de bellota no son nuevos, han estado siempre ahí. Y seguirán siempre. Da igual que ahora tengan que hacer un examen para demostrar que pueden firmar con la huella dactilar. Seguirán campando a sus anchas y pronto volveremos a vivir algo similar, en cuanto pasen los titulares y el cabreo del momento.

Es ahora cuando se toman medidas de cara a la galería. Y para ello qué mejor que hacer la razzia particular contra las discotecas y salas de conciertos. Se cierra La Riviera, se avisa del cierre de Macumba, y así hasta una decena de salas «con denuncias». Y nuevamente los titulares son copados por el buen trabajo del ayuntamiento, que por fin toma cartas en el asunto.

Eso sí, con el cierre de estas dos salas en concreto, también se acaba con dos de los pocos espacios en los que era posible escuchar música en vivo en nuestra paleta capital. De todos es sabido que un concierto genera violencia. Que los jóvenes (y no tanto) en pleno éxtasis musical pegan fuego a la ciudad. Y que bastante mata la cultura el hecho de que la gente se baje los discos como para que un sisebuto de gimnasio además se entretenga en matar «concierteros». Nada, tabla rasa. Acabadas las salas acaba el problema. Se cumplen las leyes, se satisface al vecino molesto por la cola en la puerta, y se evitan problemas futuros.

La culpa del asesinato la tiene que la sala no tenga los papeles en regla. Como todo el mundo sabe eso es así. Así que cerrados. Y a otra cosa, que para eso el Excelentísimo Ayto. se encargará de marcar la música que hay que ver, escuchar y consumir.

Lamento enormemente que en nuestra sociedad habiten cavernícolas. Pero casi tanto como ello lamento tener que sufrir políticos que no les van a la zaga. Eso sí, que nadie se queje… que han tomado medidas para que «lo de ese chico» no vuelva a repetirse…

1919

En aquel lejano año nació gente importante. Acababa de terminar la 1ª Guerra Mundial y un hombre llamado Nat King Cole venía al mundo en Montgomery. Aquel bebé nacido en una época dura para los negros, sin derechos y racista, sería uno de los precursores del Rock and Roll, con un tema llamado «Straighten Up and Fly Right«.

También ese año vino al mundo Eva Perón, la bella argentina que incluso acabaría quitándose años para permanecer viva siempre en el subconsciente colectivo de los argentinos. Hija ilegítima, lucharía desde la política para conseguir la igualdad de las mujeres con los varones.

Igualmente, en 1919 vino al mundo Simone Ortega, la mujer que pasaría a la historia por crear el libro de cocina más vendido en España, el libro que ha enseñado a cocinar a millones de mujeres y de hombres, a perder el miedo a sumergirse en los fogones.

Y ese año, hace ya 89, nació mi abuela, Margarita García Sarabia. Ella no acabó siendo una entrada más de Wikipedia, de hecho nunca acabó de entender la fijación de su nieto con esa mochila que siempre llevaba a cuestas. Ese cacharro que simplemente servía para «jugar a marcianos». Pero sí hizo mucho por la pasión por el Heavy Metal de aquel chaval que se sentía incomprendido por sus padres y al que no dejaban llevar el pelo largo. Incluso le guardó a escondidas las cassettes cuando, tras el furor paterno por un cerro de suspensos que no cabían en el boletín de notas, llegó el momento de la prohibición de escuchar «peludos» que sólo llevaban a la perdición («hijo, vaya música ratonera… yo te la guardo pero estudia, que si no tus padres acabarán tirándolas a la basura»)

Soportó la humillación por llevar un pañuelo rojo en la cabeza en 1938, cuando un grupo de falangistas se cebaron con ella, con aquella insolente que apoyaba a las huestes comunistas. Y aguantó estoicamente las tres condenas a muerte que le cayeron a su Joaquín, el guapo aviador que había conocido en los momentos más duros de la Guerra. Tres condenas que se convirtieron en seis años de esperar diariamente a que la mañana siguiente fuera la última. Para finalmente poder sortear los años de la postguerra, de la desesperación, del miedo.

Cocinaba, sin necesidad del libro de Simone Ortega, criticando aquellos ingredientes que parecían extraños. «¿Chalotas?, leñe, cebollas, de toda la vida». Incorporando las recetas de la marca de su olla express al recetario familiar: el pollo con champiñones, sería así, durante el resto de nuestros días, Pollo Decor. Y nos trasladaría la pasión por las ollas y los fogones.

89 largos años que hace una hora llegaban a su final. Marchándose dejándonos su recuerdo de la abuela moderna, la que fumaba Winston echando humo como una chimenea o era capaz de tragarse brebajes infames como aquellos 43´ con leche. El recuerdo de las 15 mil pesetas que permitieron a su nieto mayor poder pagar el examen práctico del carné de conducir, tras haberse quedado sin un duro en pos del ansiado papel rosa. El de aquella cinta de Leño en directo, comprada a escondidas, simplemente por ver la sonrisa y la felicidad de un chaval con 14 años que ya suspiraba por los sonidos duros y poco comerciales. El de aquellos caramelos con piñones que acaban pegados a los dientes, que cuando se acababan era el indicativo de que faltaba muy poco para que volviera a visitarnos. El de la mujer que siempre supo a quiénes no les debía nada, a quién tenía que respetar y quién no merecía ningún respeto.

Desde hace una hora, descansa en paz, abuelita…

Fisio-Blog

En el segundo semestre imparto la asignatura de Gestión de Sistemas Sanitarios, una de las asignaturas de nuestra diplomatura en Fisioterapia. Básicamente nos enfocamos en el ámbito de la Dirección de Empresas, intentando ofrecer a nuestros alumnos una visión general del mundo empresarial, con un enfoque en el área sociosanitaria.

Ya el año pasado hablé mucho de blogs, como no podía ser de otra manera. Algunos alumnos acogieron de forma muy positiva el guante que les lancé para crear un blog de una clínica de fisioterapia, y el experimento fue muy gratificante, especialmente cuando observaban que blog y web corporativa pueden caminar de la mano.

Hoy he estado navegando por la web de Fisioterapia Argüelles, un perfecto ejemplo de simbiosis de las dos formas comunicativas. Llevan blogueando desde enero de 2007 y da gusto dejarse caer por sus posts. En estos días en los que algunos claman por la muerte del blogging, ver proyectos como éste que siguen funcionando y mejorando hace que mi optimismo sobre la blogosfera no decaiga…

A las barricadas!!!!

Hubo un tiempo en que me picó la política universitaria. Eran los días en los que estaba a punto de terminar la carrera, en otro siglo. Tras cuatro años estudiando y jugando al billar a diario (tal vez debería cambiar los factores) me había convertido en el «pepitogrillo» de la clase y lo uno llevó a lo otro. Acabé siendo el delegado del grupo, el representante en el Departamento, en la Junta de Facultad, en el Claustro y, finalmente, el flamante Presidente (con mayúsculas y retrato) del recién creado Consejo de Estudiantes.

Por aquel entonces en Alcalá nos peleábamos para ver quién era más importante. Los de Filosofía lo teníamos muy claro. Por supuesto nosotros, que pensábamos… Los de empresa también: ellos, que servían de motor económico… Y los de la Politécnica, bueno, ellos hablaban raro, de códigos extraños que ni Dios entendía y que lógicamente, les hacía los más importantes…

Finalmente, gracias a la conjunción de Plutón con la casa de Osiris en su tercer ascendiente nos pusimos de acuerdo. Montamos un Consejo de Estudiantes. Ya servíamos para algo. Podíamos reivindicar. Luchar. Hacer nuestro particular 68´. Poner los derechos de nuestros representados sobre la mesa. Y así lo hicimos. Con un tal Rubalcaba que comenzaba a aparecer en el Ministerio de Educación, que a fuerza de darle la murga nos cedió unas migajas de aquello por lo que habíamos amenazado con la Revolución. Un dinerillo que se embolsaron las universidades a costa de lo que, aquellos que armados de palestino y verborrea y con los lomos crujidos a pelotazos ,»habíamos logrado».

Y de paso nos colaron un cambio. Una cosa que se llamaba «crédito». Algo así como la moneda de cambio de 10 horas de clase. Una novedad que nos iba a hacer más listos, más altos, más fuertes (o tal vez ese no era el orden…) Dio igual. Nuestra revolución, basada en luchar porque el hijo del obrero pudiera ser Ingeniero, estaba hecha… o no…

Hoy nos enfrentamos al Espacio Europeo de Educación Superior. Con ese nombre más vale acortarlo en «lo de Bolonia». Y los pañuelos palestinos vuelven a las calles. Y es que, como todo el mundo sabe, «eso de Bolonia» es que la Universidad se privatice. Que el hijo del obrero ya no pueda ser Graduado. Que la tortura de soportar a un profesor en un aula se multiplique hasta las 40 horas a la semana. Y sobre todo que se metan con «La Universidad». Se sale a la calle y se protesta. Sembrando dudas en un alumnado absolutamente ajeno a «esas películas» más allá de poder perder un jueves por la mañana yendo de «mani».

Y la lástima es que, en el fondo, los alumnos no participan en la creación del nuevo sistema. Puede argumentarse que no se cuenta con ellos, pero pocas veces asisten a reuniones preparatorias, aportan propuestas para mejorar «lo impuesto» desde arriba. Las revoluciones pueden ser divertidas o aburridas, y parece que esa es la parte más aburrida de todo.

Afortunadamente hay algunos estudiantes (aunque sean de postgrado) que parecen tener las ideas más claras. Y el trabajo de Francec Esteve va en esa línea. Me ha parecido estupenda su presentación sobre el EEES en el marco de unas jornadas de participación estudiantil de la Jaume I. Por ello no quería pasar la oportunidad de insertarla aquí.

Indagar, investigar, hacer propuestas, discutir, y volver a trabajar, a indagar y a seguir haciendo propuestas. Más allá de panfletos y de barricadas de jueves por la mañana. Soy cada día más mayor, sí. Pero sigo soñando con representantes estudiantiles que intentan hacer las cosas mejor, y trabajos así me hacen recuperar una fe, nunca perdida del todo…

Y… Y… YES!!!

Kennedy fue asesinado en 1963. Hemos visto tantas veces las imágenes de los disparos que acabaron con él que parecen estar grabados a fuego en nuestra memoria compartida. Yo no había nacido todavía. Y aunque he leído mucho sobre él y mis progenitores me han contado lo que suponía que aquel hombre joven, guapo, alcanzara la presidencia de Estados Unidos, nunca me ha parecido ni tan joven, ni mucho menos, tan guapo. Más bien recuerdo siempre la crisis de los misiles, que podía haber terminado con mi vida antes de empezar, sus affaires con Marilyn Monroe y la saga familiar que vendría después. Casi cinematográfico, sí. Pero de otra generación, como lo fueron Sofia Loren, Humphrey Bogart o incluso los Beatles.

Mataron a Martin Luther King unos cuantos meses antes de que yo comenzara a berrear. Y he oído cientos de veces el famoso «I have a dream…» Intentando comprenderlo desde la distancia de un país que jura y perjura que no es racista, al mismo tiempo que sospecha de aquel que tiene la piel diferente o cuyo acento es distinto.

Y de pronto apareció un tal Obama. Un tipo negro, joven y guapo. La mezcla perfecta de los 2 hombres que nunca acabaron de convencerme. Y se presentó a las elecciones para ser el hombre más poderoso del mundo. Y lanzó un eslogan tan fantástico como marketiniano: «Sí, podemos». En inglés, que parece sonar todo mejor, más «fashion». Y todo el mundo dijo que no era posible, que no vencería a la Sra. Clinton, que nadie votaría a un negro para la Casa Blanca, que todo eran cuentos románticos y que al final las aguas volverían a su cauce.

Y llega el martes ése, después del lunes de noviembre. Un galimatías similar a lo del pavo de Acción de Gracias o a reventarnos las fiestas de carnaval inventando un no se qué de calabazas, tratos y trucos. Y nos acostamos tarde. Twitteando, blogueando, oyendo la radio, mirando la tele, pellizcándonos ante la realidad que nos abruma y que parece convertir el clásico guión de Hollywood en una realidad tangible.

Y nos emocionamos. Y las lágrimas se aferran a nuestras gargantas mientra un hombre frente a millones de personas entona un canto tan simple como sentido. Haciendo que sintamos que algún día podremos arrepentirnos. Pero que el momento es nuestro, el de nuestra generación, el de nuestro tiempo, consciente de haber vivido, una vez más, algo histórico…

Retomando los blogs…

No he dejado un sólo momento de trabajar en el ámbito de los blogs y su uso desde el punto de vista corporativo. A fin de cuentas son el centro de mi Tesis Doctoral. Pero es cierto que de un tiempo a esta parte en INFOCONOCIMIENTO no publicaba nada sobre el eje en el que para mí se sustenta la web 2.0. Y por fin, hoy tengo la alegría de encontrarme con un proyecto que me ha resultado interesante: los blogs de la Obra Social de caja Madrid.

Es cierto que otras entidades bancarias ya llevan tiempo trabajando en la blogosfera. El propio BBVA tiene su Red, enmarcada en su BlueBBVA, aunque no me acaba de convencer, ni el diseño, ni la temática de los blogs ahí incluidos. Es verdad que como espacio para mostrar sus productos y en definitiva, como soporte de sus campañas publicitarias, es interesante, pero creo que le falta algo de «chispa» para hacerlos un punto de referencia blogosférico.

Sin embargo, la nueva red de la Obra social de Caja Madrid sí creo que puede encajar bastante en lo que se le exige a una red apoyada por una entidad financiera de las características de una Caja de Ahorros. Los blogs tocan los ámbitos de Inserción Social, Alzheimer, Arte Joven, Formación Profesional, Mayores, Cooperación y Desarrollo, Medio Ambiente, e Innovación Social. Todos temas que merecen una atención pormenorizada y que usando un diseño bastante correcto, aunque mejorable (cuesta un poco acostumbrarse a la navegación y resulta difícil encontrar el «archivo») hacen que la iniciativa me resulta plenamente recomendable.

Además la Obra Social de Caja Madrid también participa en la Web Colaborativa con su presencia en Twitter, Facebook, Netvibes e incluso Flickr. De acuerdo, no es un banco, pero iniciativas así son las que me siguen haciendo confiar en los blogs como herramienta perfectamente útil y necesaria. Y por si fuera poco, su eslogan me parece excelente: Medios Sociales para cambiar el Mundo…