Realmente ¿Sómos tan sociales?

No me gustan los Spaces de Microsoft. No participé en la pseudo polémica sobre si la herramienta de Microsoft puede ser considerada o no un blog, ya que lo que si que creo es que es un espacio donde los usuarios pueden incorporar sus contenidos, crear, manifestarse y hacerlo de la forma que ellos consideren necesaria. Al igual que HI5, Tuenti, Orkut o Fotolog, son herramientas que no uso, pero me parece fantástico que haya quien se sienta bien en ellas.

«Lo Social» es ese batiburrillo de ideas que prometen hacer cambiar la web. El usuario como creador de contenido, la gran red que ofrece la libertad de expresión, de lanzamiento de propuestas y de discusión sobre las mismas sin que «oficialmente» detrás haya una empresa determinada. «Lo Social» frente a «Lo Anti-Social». Esa oscura nube que parece ceñirse sobre los internautas cada vez que se habla de las tres uves dobles. Piratas, timadores, pornógrafos, pederastas… El cáncer que ha mantenido atenazadas las noticias sobre Internet desde mediados de los noventa. Lo de menos es que seamos millones usando la web a diario. Lo importante es que el hombre muerda al perro y es fácil encontrar ese tipo de hombres en Internet. No son lo único. Son minoritarios. Pero existen. Y contra ellos la acción directa, penal y por la vía de la justicia, es la que hemos de reivindicar. Y hoy, en ese nuevo entorno prometido de la web social, todos podemos apoyar, empujar contra «Lo Anti-social», «Lo Oscuro».

Marcelino Madrigal es el editor de un Space alojado en Microsoft. Y he hablado alguna vez de él aquí. No porque le conozca más allá de cruzar de vez en cuando mensajes en Twitter, sino porque muchas veces estoy de acuerdo con sus planteamientos. Y otras muchas no. En ocasiones es arisco, borde, desesperadamente pesimista. Incluso para algunos podría aparecer como un antihéroe de los Blogueros Top, tan seguido como ellos y, desgraciadamente, tan vilipendiado como aquellos. Es lo de menos para mí. Cuando Twittea algo que no me gusta acepto su opinión aunque no la comparta. Aunque reconozco que su provocación permanente es interesante para mantener la mente ágil en un entorno que lleva a caer en el seguidismo y el clientelismo.

Marcelino ha tenido varios problemas con los de Redmond, dueños de la plataforma en la que un día decidió empezar a publicar. En su momento le amenazaron con el cierre por sumarse a la campaña contra la anorexia. Absurdas amenazas que afortunadamente no se cumplieron. Pero que al final se han llevado a cabo esta pasada semana a raíz de otra denuncia del escritor sin pelos en la lengua.

No voy a glosar aquí toda la peripecia del cierre del Space. Creo que es mucho mejor leerlo de primera mano (afortunadamente el blog vuelve a estar abierto). Pero no puedo callar ante el abuso, la falta de escrúpulos, la hipocresía de Microsoft y la absurda amenaza (llevada adelante durante unas horas) y la falta de explicaciones
de una empresa que ha vuelto a demostrar una vez más su rodillo contra todo aquello que se salga de su sota, caballo y rey.

La denuncia de los comportamientos encontrados por Marcelino de pederastas, sin camuflaje de ningún tipo, en la Red de Microsoft, no sólo no tendría que haber llevado a la situación disparatada final, sino que debería hacernos reflexionar profundamente a todos. Internet no puede perdonar un sólo comportamiento permisivo con un delito repugnante y execrable. Sin duda son las autoridades las que lo han de perseguir, las que han de poner a esos delincuentes en manos de la justicia pero, ¿si mañana oímos a alguien gritar cuando le están dando una paliza, no lo denunciamos? ¿Esperamos a que las fuerzas de seguridad se den por aludidas?

Para algunos (muy ruidosos, desgraciadamente), el error de Marcelino fue publicar las fotos que permitían observar la crudeza del caso. Las de uno al azar, puesto que cientos de usuarios «poco mediáticos» se esconden en esta y todas las redes sociales al acecho de su presa. Mostrar la crudeza de lo que allí se exigía. Según los críticos (y también según Microsoft), lo que tenía que haber hecho era avisar a la autoridad (lo hizo) y haber permanecido sentado, expectante. ¿Y? ¿Acaso la imagen no agita nuestras consciencias? Ver la foto (convenientemente distorsionada) de una niña de 8 o 9 años y la de su acosador de 50 nos pone frente al espejo de otra realidad. La que queda oculta entre decenas de artículos sobre la bondad de coleccionar cientos de «amigos» desconocidos. ¿Acaso no defendemos «Lo Social» como un paso más allá (sin romper ni ir contra la ley)? ¿No reivindicamos la ciberacción como un derecho del Siglo XXI?

«Lo Social» debería unirnos. Debería generar magmas de protestas. Y así parece hacerlo en algunas ocasiones. Pero otras veces, tan importantes, sino mucho más, siguen mostrando el comportamiento egoísta, cínico y huidizo de la «Cosa Social» así como la estulticia y tiranía de las organizaciones que la gobiernan.

Contra la Pederastia… Ni un paso atrás!

(Actualización de 23 de abril. Parece ser que Microsoft ha cerrado definitivamente el blog de Marcelino Madrigal, así como toda la cuenta. No obstante podéis leer el relato completo en el enlace que aparece en esta entrada, convenientemente cambiado y apuntando hacia La Comunidad de El País, donde también publica)