Internet @amordazado

Llevo usando Internet desde 1992, cuando sólo éramos cuatro colgados los que nos comunicábamos a través de esa cosa rara que tenían los americanos. He visto aparecer la Web y he vivido las guerras de los estándares, de los navegadores, la aparición de la «Nueva Economía» y el reventón de las punto com. He asistido al nacimiento de la Web 2.0 y me gano la vida contando mentiras sobre las bondades de la Web Social. Mentiras enormes que mis alumnos escuchan unas veces sorprendidos y la mayor parte de las ocasiones escépticos. Que Internet cambia el mundo, que permite mayor libertad, que miles de personas colaborando logran mucho más que un solo individuo peleándose contra gigantes.

Y en paralelo he vivido el ascenso de una idea perniciosa sobre la libertad y el poso que dejó en millones de personas. La idea, que supera los conceptos políticos, sociales y económicos, de que el mercado se regula por sí solo. Esa entelequia falsa que nos ha llevado, de nuevo, a una crisis que afecta a los de siempre, a los que no se prejubilan con millones de euros, a una pérdida de ideas claras, a un no saber qué hacemos aquí hasta que nos lo diga alguien ¿quién? ese mercado maravilloso ejemplificado por el líder del año. Da igual, para qué vamos a regular si el «buenismo» del entorno lo hará por nosotros. Tanto fuera de la Red como dentro de ella.

He disfrutado pudiendo acceder a contenido que eran inimaginables hace 10 años. Y lo sigo haciendo. A diario. Para mi la Red todavía es el mayor espacio de libertad en el que jamás he vivido. Soy un ingenuo compulsivo. ¿Realmente Internet es libre? ¿Es cierto que vale todo?. Por supuesto, para los que dominan las industrias tradicionales, Internet es una amenaza. Y buscan su control. Da igual que sigan adorando dioses muertos hace años. Son los que mandan y lo de menos serán los Manifiestos ante cuestiones injustas. Debe ser la Red que ellos quieren, la de los que mantienen la sartén por el mango y ante los que es tan fácil revelarse.

También veo la dictadura de los que permanecen en silencio. Los que se convierten en adalides de una libertad en la nube. Aquellos que insisten en que usar sus servicios nos hará mejores, independientes, libres, en definitiva. ¿Libres o atados a sus reglas?

Conversación, la eterna promesa de los que no tienen ojos, aunque sí bolsillos. Una bonita promesa para los incautos que imaginan que es mejor enfrentarse a una URL con sede en Chiquitistán. Podemos decir lo que queramos, siempre que no rompamos los «términos de servicio». Esos que nadie conoce, que santifican los ajustes de un mercado absolutamente libre. Y que permiten que los poderosos puedan apretar la bota cuando quieran. ¿Redes Sociales? Una nueva religión que debes aceptar. Comunícate, habla de ellas, incluso enseña a los niños a usarlas. Serán felices, ya que tendrán en su bolsillo la pastilla azul. Si, especialmente a los niños, que son los consumidores del mañana, los que hacen grande la red, los que prometen un futuro maravillosos a las URL de Internetlandia.

No sea Usted díscolo. No muestre otras cosas que se salgan del guión establecido. O el mismo ser benévolo que promete un mundo feliz le expulsará. No vaya hablar de miserias en un mundo de felicidad donde todo se mide en esquinas redondeadas y discursos vacuos. Si lo hace será expulsado. Repudiado. Y por qué no, denigrado. No denuncie, no ataque, no muestre lo que no interesa no vaya a ser que los otros, «lo que mandan» tengan la tentación de poner freno a la espiral del mercado.

¿Conversación? Unidireccional. ¿Ajustes? siempre expulsando a los desagradables. ¿Futuro? el que ellos dictan. ¿No te gusta? No sabes de qué hablas. ¿Libertad? por favor…

Y mientras tanto, la Red se auto protege. Total, ya se habla de vez en cuando de alguna actuación de «los que mandan» en la tele, así que, no nos toques más las narices…

#mmadrigalNOW

@amordazado

#Manifiesto No me Gusta

#MANIFIESTO NO ME GUSTA

1. No me gusta la Sra. Sinde. Creo que su nombramiento fue uno de los errores más estúpidos que ha podido tener el Gobierno en esta legislatura. Nadie, salvo su camarilla cercana y lobby adocenado, entendió que una cineasta mediocre y con intereses públicos y notorios en un sector que vive de mendigar la caridad pública pasase a tener una cartera ministerial, que incluso uno se plantea permanentemente si realmente es necesaria.

2. No me gusta la SGAE ni la mayoría de lobbys del estilo de la Coalición de Creadores o similares. Reductos caducos de una industria que se niega a evolucionar, que luchan contra su desaparición irremediable mintiendo de forma torticera, presionando y usando tácticas que recuerdan sospechosamente a los comportamientos más mafiosos y que velan tan solo por los intereses de unos pocos, engañando y chantajeando intelectualmente mientras olvidan a los miles de creadores que les repudian diariamente.

3. No me gusta que me santifiquen los Derechos de Autor. Y que lo mezclen de forma demagógica con la Propiedad Intelectual. Esto que escribo es de mi propiedad, cualquiera puede hacer con ello lo que quiera, y esa propiedad es irrenunciable. Pero de ahí a querer cobrar por ello… El mundo ha cambiado, los modelos de negocio y la forma de vivir de lo que hacemos o creamos, también. Pero para algunos, muy influyentes, eso no parece importar.

4. No me gusta que me engañen con la música. Diciendo barbaridades del estilo de “Si seguimos así, la música acabará dentro de cinco años”. Semejante ridiculez no debería tener ni tan siquiera cabida en una conversación de barra de bar tras una noche tortuosa. Pero que quién la lanza y los que la suscriben aparezcan como el culmen de la intelectualidad de este país explica perfectamente lo que somos en el “concierto” internacional y el pie del que cojean sus palmeros de algún medio de «comunicación».

5. No me gusta que me la “cuelen de rondón” como si fuera imbécil. Que cuando nos estamos jugando tanto en la economía, en un momento en el que plantearse el desarrollo sostenible y el cambio de modelo económico no debería ni generar debate por lo obvio que resulta, se mezclen churras con merinas en un anteproyecto de ley que debería estar pensada para algo más importante, no para dar cabida a una inmensa sarta de disparates infames.

6. No me gusta que en aras de proteger a “los más débiles” se proteja a los de siempre. Que existan páginas en las que la pederastia más atroz se muestre sin pudor, que sean conocidas y permanezcan públicas durante semanas, mientras que la obsesión de la protección de derechos se enfoque en un tracker de ficheros P2P que tiene cuatro banners en su página. Me importa un bledo si gana pasta o no. Lo que no parece importar son los miles de fotos de niños violados expuestos en redes supuestamente “dentro del sistema”.

7. No me gusta que solo se hable de Internet, de los blogs o de Twitter para mostrar el folklorismo de una protesta que no dejará de ser una tormenta en un dedal de agua. “Los Internautas indignados…” ¿Qué es “un Internauta”?  ¿La mitad de la población de nuestro país? ¿Los ciberactivistas? ¿Los posadolescentes de Tuenti? ¿Los que bajan toneladas de discos para luego preguntar qué canción oír de tal o cuál grupo? ¿Los que trabajan por la integración de los discapacitados en un entorno cada vez más tecnológico? ¿Quiénes?

8. No me gusta tener que firmar manifiestos sin participar en su escritura. Ni sin tener claro quién está detrás. Ni que mi apoyo a razones con las que puedo estar de acuerdo sea luego utilizado por aquellos con los que no suelo estar de acuerdo como colchón de supervivencia de su falta de ideas, o peor aun, contra mi mismo.

9. No me gusta que haya “expertos en Internet” que de pronto se conviertan en representantes de “los Internautas”. La sublime estulticia de este país hace que un gobierno se siente en un ministerio con cuatro gurús mediáticos. Algo tan absolutamente nefasto para una democracia representativa como ridículo desde el punto de vista de la acción política. Que un ministro/a acepte “negociar” con alguien que solo representa sus intereses y los de los comentarios o los @replies de Twitter es tan surrealista que, de no ser porque sé que ha ocurrido pensaría que era una broma similar a la de los gatitos bonsai.

10. Finalmente, no me gusta  ese anteproyecto, ni quiénes están detrás, ni la “Comisión de Propiedad Intelectual”, nueva policía del pensamiento, ni los que lo defienden políticamente, ni quienes se suman al carro de ponerse beligerantes “porque toca”, ni que, en definitiva, tenga que seguir avergonzándome cada vez que a un político-medio de comunicación-actor social se le ocurre abrir la boca para hablar de “eso de la Internés”…

Microsoft es responsable de pederastia…

… y Google, y el resto de redes sociales que miran hacia otro lado mientras esto sigue produciéndose.

Pongamos unos breves ejemplos que nos permitan entender mejor la certeza de esta afirmación:

Imaginemos una guardería a la que diariamente acuden unos pederastas y se dedican a fotografiar desnudos a los niños, a masturbarse delante de ellos e incluso a intentar convencerlos con frecuencia de tomar parte en actos sexuales. ¿Serían sólo los pedófilos los culpables, o en cuanto se supiera esa guardería quedaría cerrada de por vida y sus dueños serían procesados por colaboración?

Pensemos en una discoteca «light» en la que todos los domingos aparecieran adultos que se dedicaran a forzar a los chavales menores de edad a posar ante la cámara y en la que se dieran cita para intercambiarse direcciones en las que poder acceder a «más material». ¿En cuanto saliera a la luz esa situación seguiría esa discoteca abierta y sus gestores no tendrían que pasar por los tribunales?

Pongámonos en el caso de que en mis clases de la Facultad mis alumnos se dedicaran a intercambiar contenidos de porno con niños. Yo lo sabría pero mi objetivo es dar clase, así que como tengo muchos alumnos me dedicaría a los que no hacen ese tipo de prácticas. ¿Cuándo se conociera no debería asumir mis responsabilidades? ¿La Universidad sería inocente al no «tomar partido» en ese cambalache?

Podemos seguir poniendo ejemplos de la vida real pero creo que no merece la pena. Todos estamos de acuerdo en que la responsabilidad es algo que no permite delegación y mucho menos esconder la cabeza. En el mundo off line, ese en el que incluso en países tan preocupados por la libertad como los Estados Unidos los pederastas aparecen publicamente en bases de datos en las cuáles es posible saber absolutamente todo de ellos.

Pero he aquí que Internet es otra cosa. Los grandes proveedores de redes sociales se escudan en los costes del control, en ficticios reglamentos y en políticas intrincadas que permiten mantener contenidos delictivos alegremente disponibles para cualquiera que quiera quitarse la venda de los ojos.

La siguiente serie de vídeos ha sido publicada por Marcelino Madrigal, al cual algunos tachan de alarmista. Si no los has visto, prepárate a sentir el asco y la repugnancia. Pero no los pares hasta el final:

Parte I

Parte II

Parte III

Parte IV

¿Todavía es posible decir que Microsoft no son responsables de delitos de pederastia? ¿Todavía Microsoft puede mantener su inocencia ante la colaboración con estos delincuentes?

Pero no pienses que sólo es Microsoft el culpable. Ese Google que tanto amamos y con el que se nos llena la boca de bondades, ese que dice que no filtra la información (salvo cuando se trata de China) y que censura un culo en YouTube, pero que no tiene perjuicio en hacer disponibles enlaces como estos en su «fantástica» base de datos… (si tienes estómago te aconsejo que no los visites). Y Facebook, y Tuenti, y Hi5, y tantas otras redes que siguen sorteando el problema sin que se les acuse formalmente de ser cooperadores necesarios. Responsables últimos de un delito que deberían pagar tanto como los propios pederastas.

La Unión Europea se preocupa por poder cortar la conexión sin intervención judicial a aquel que descargue contenidos protegidos por los derechos de autor. Tal vez deban pensar que este material y que los últimos responsables de la pornografía infantil en Internet son lícitos. ¿Acaso no podemos decir que también tienen su parte de responsabilidad? Es fácil pedir que se denuncie. Es sencillo clamar para que esto se conozca. Pero mientras no llamemos a las cosas por su nombre y no pongamos sobre la mesa a los últimos culpables, la pornografía infantil continuará viviendo su época de esplendor.

¿Es esta la Web que queremos…?

Porno con menores

A lo mejor has caído aquí por casualidad. O tal vez atraído por el jugoso título de este post. Si tan sólo eres un curioso te darás pronto cuenta de que cada vez somos más los que nos preocupamos porque la pornografía en Internet sea pronto un lamentable recuerdo, algo que acabe finalmente siendo controlado por las autoridades, las empresas responsables y los propios usuarios.

Si por el contrario has venido aquí atraído por el deseo de acceder a contenidos pornográficos con niños, solo me queda esperar que pronto acabes siendo atrapado en una de esas redadas que cada vez son más frecuentes y que terminarán con todos los pederastas en la cárcel, pudriéndote con tus repugnantes deseos.

Finalmente, si has recaído en esta casa porque has tenido la mala suerte de vivir una experiencia relacionada en primera persona con ese delito, solo puedo animarte a que denuncies, a que pidas ayuda. Se que es difícil, pero no imposible. Entre todos tenemos que parar ese cáncer.

Ayer, hoy, mañana y siempre… NO A LA PORNOGRAFIA INFANTIL EN INTERNET (Ni en nigún otro sitio)

Solidaridad con Marcelino Madrigal

Cerrar su blog es querer amordazar lo que ocurre, pretender mirar hacia otro lado, cercenar la denuncia, llevarnos a 1984, donde la historia se reescribía una y otra vez para hacer que lo incómodo no existiera.

No a la pederastia, no a la censura, no a la dictadura de unos pocos pseudoabanderados de «Lo Social» y «El progreso de las Redes» mientras los delicuentes, reconocidos, denunciados, campan a sus anchas.

Microsoft, devuelve su blog a Marcelino y acaba con los miserables que habitan en tu casa

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