En 1993 me puse por primera vez delante de una clase. Hacía menos de un año que había terminado mi carrera (Historia) y trabajaba como becario en el otrora Centro de Estudios Norteamericanos de la Universidad de Alcalá. Me propusieron impartir «Civilización y Cultura Española», una asignatura que básicamente era una historia de España condensada, a alumnos de la Universidad de Bowling Green (Ohio) y ahí empezó mi recorrido como profesor. Entre 1993 y 1996 tuve alumnos de Bowling Green, de Alabama State University y de Florida International University que sufrieron mi bisoñez como docente. Con ellos aprendí que dar clase me gustaba. Pero dado que la situación era cada vez más difícil, que apenas cobraba 50.000 pesetas (300 €) y que todo el mundo me decía que no había futuro en la universidad, en marzo de 1996 abandoné la que había sido mi casa desde que empecé mis estudios universitarios.
A los pocos meses comencé a trabajar en un banco, BBV Finanzia. Mi labor era sencilla: recorrer España de arriba a abajo formando a las empleadas de ZARA en las bondades de su medio de pago. Durante dos años viajé sin parar y tuve centenares de «pruebas piloto» (así llamábamos a las sesiones de formación con toda la plantilla). Me curtí delante de personas que no tenían ningún interés en lo que un tipo de un banco iba a contarles y aprendí muchos recursos para tratar de mantener la atención, al margen de olvidar usar el mínimo papel con notas en el tiempo que duraba la reunión. A partir de 1998, en una de esas promociones «horizontales» que tanto gustan en las grandes empresas (diferentes ocupaciones, mismo sueldo) pasé a formar a la red de comerciales de nuestro banco. No era mi ocupación principal, pero sin duda era la que más disfrutaba.
En 2000, sin poder soportar más el mundo de la banca, decidí montar una empresa de Marketing en Internet. Negocio tuvimos muy poco pero pude empezar a dar formación de Marketing en Internet en muchas de las escuelas de negocio que por aquellos días veían en los Masters en eBusiness la piedra filosofal. IDE-CESEM, TRACOR, IEDE, BAI, fueron algunos de los centros en los que pasé horas y más horas impartiendo cursos.
En 2001 un cliente (realmente el único que habíamos tenido) me tanteó para que me uniera a su empresa como Director de eLearning. Tras la caída de las «punto com» la formación online parecía el negocio del futuro y había que coger buena posición de salida. Acepté, con el compromiso de poder seguir impartiendo cursos en Masters. A finales de aquel año empecé a dar clase online en CEPADE (Universidad Politécnica de Madrid).
En 2002, absolutamente convencido de que lo único que realmente me llenaba era la formación conseguí encontrar trabajo en la Universidad Pontificia de Salamanca (campus de Madrid). En la Facultad de Informática empecé a dar clase de Dirección Comercial y Marketing, Dirección de Operaciones y Control de Gestión. Con el paso de los años se irían sumando las clases de Sistemas de Información y Gestión del Conocimiento así como, en la Facultad de Sociología de la misma universidad, las de Comercio Electrónico y Marketing en Internet. Además continuaba dando clase en IEDE, en algún Master de la Universidad Complutense de Madrid, en CEPADE y en la recién creada Industriales Escuela de Negocios de la Universidad Politécnica de Madrid.
En 2006 empecé a dar clase en la Universidad Europea de Madrid. Impartía las asignaturas de Comercio Electrónico y Gestión del Conocimiento. Durante dos años era rara la semana que no impartía más de 30 horas de clase. Apenas tenía tiempo para saltar de la Europea a la Pontificia y llegar a tiempo a clase (jamás llegué tarde) y de ahí salir pitando a alguna escuela de negocios o a sumergirme en el campus virtual de alguna de las decenas de cursos que, con el eLearning cada vez más asentado, iba aceptando.
Fue en 2008, con la Facultad de Informática de la Pontificia de Salamanca ya casi sin alumnos, cuando decidí centrarme solo en la Europea de Madrid. Además de las asignaturas que ya impartía empecé a dar otras con nombres tan originales como Gestión de Sistemas Sanitarios (básicamente Economía de la Empresa) y otras similares. Básicamente la materia de Dirección de Empresas. Tenía alumnos de Economía, ADE, Derecho, Marketing, Turismo, Industriales, Telecomunicaciones, Ingenieros de Caminos, Arquitectos, Ópticos, Podólogos, Fisioterapeutas… Ya se sabe, universidad enfocada a la empresa y asignaturas transversales…
2010 fue un año difícil, puesto que además de todas las horas de clase supuso mi calvario para defender la Tesis Doctoral. Una Tesis en la que tras años de trabajo enfocado en la innovación educativa, intentaba dar un giro a mi carrera docente. Apostaba por la Tecnología Educativa y por el campo de la Educación. Quemado tras tantas horas de clase supuse que el siguiente paso lógico era realizar un postdoc, período en el que afianzar los conocimientos y trabajo de la Tesis. Y ese postdoc debía hacerse por fuerza fuera de España, para así incorporar la experiencia internacional. En 2011 me incorporé al Euro-Mediterranean University Institute de la Universidad Complutense de Madrid como responsable de su campus de Malta. Lo hice sin cobrar un solo céntimo, sufragándome la estancia con mis ahorros. Y pocos meses después de llegar a Malta conseguí una beca postdoctoral en Eslovaquia, que me mantuvo a caballo de Bratislava y Malta durante un trimestre. Fue año y medio en el que mensualmente regresaba a Madrid para impartir algún curso de formación continua, y en el que tuve la ocasión de formar tanto en Tecnología 2.0 para Formadores como en Social Media a decenas de directivos y cuadros intermedios de empresas de todos los sectores imaginables.
En 2012, tras la promesa de la incorporación a una «nueva» universidad privada regresé a España. Apenas llevaba un mes en nuestro país cuando sospechosamente se me cerraron las puertas de la misma. Sin trabajo, sin expectativas de encontrarlo, probé suerte en Colombia y en febrero de 2013 me incorporaba a la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.
Tras unos meses en Colombia, por razones que no vienen al caso, decidí volver a nuestro país. Imaginaba que con más o menos fortuna de mi parte, encontraría algún centro educativo que estuviera interesado en contratarme. Pero pasaron meses y más meses y este centro nunca apareció. Hoy mantengo mis clases en CEPADE, algún curso en BAI e incluso alguna incorporación nueva a la larga colección de sitios donde he impartido clase como ESERP, donde daré un breve curso de seis horas en unas semanas. Sigo impartiendo cursos online, aunque lógicamente no puedo vivir de ello. Se han convertido en un pasatiempo para seguir sintiéndome profesor. Para no enfrentarme a la cruda realidad de que toda esta carrera me ha llevado a ninguna parte.
Todo este largo post es tan solo un ejercicio de autoindulgencia. Me sé de sobra mi vida pero verlo así, escrito como si fuera el largo curriculum de un profesor que no encuentra acomodo en un centro educativo hace que tenga que reflexionar. En algún punto de mi vida debí equivocarme. Tal vez eligiendo una profesión tan bella como ingrata en estos tiempos. Han sido miles de horas de clase, más de 10.000 alumnos, decenas de aulas para, hoy, encontrar que mi carrera no ha llegado a ningún fin. Estoy fuera de la universidad, no puedo vivir de la educación y no hay esperanza ni a medio ni a largo plazo de que esto vaya a cambiar.
Si tu que lees esto estás pensando en ser profesor universitario no te equivoques como yo. Evita moverte jamás de la universidad en la que te has formado. Búscate a un catedrático que tenga poder, que esté bien situado. Y no le dejes en ningún momento. Sé siempre con él positivo y jamás se te ocurra plantear esas zarandajas de la movilidad. Si todavía te falta tiempo para acabar la carrera, recuerda: el Máster y el Doctorado hazlo en el Departamento en el que hayas caído mejor. Apúntate a todos los cursos que puedas, siempre que estén cercanos a tu universidad. Ni se te ocurra plantearte un postdoc. Moverte significará que no podrás volver. No hagas caso cuando te digan que es lo mejor para tu carrera académica. Te mienten. Acepta sin rechistar ni criticar cualquier posibilidad que te ofrezcan, incluso escribir lo que otros firmen. No seas tan zoquete de pensar que tu vas a hacer que cambie la Universidad. Hay cosas que nunca cambian. Hay cosas que nunca cambiarán…