Carta ciudadana a la Ministra de Cultura

Por el interés que tiene, en cuanto a las propuestas concretas, así como a las explicaciones claras y perfectamente justificada, he decidido publicar esta carta, publicada originalmente por eXgae. Es un texto muy largo, así como bastante conocido, pero creo que aporta perfectamente líneas de trabajo en el debate sobre Internet.

CARTA CIUDADANA A LA MINISTRA DE CULTURA, EXCELENTÍSIMA ÁNGELES GONZÁLEZ SINDE

Herramientas de trabajo para que pueda legislar en defensa de los derechos civiles en el entorno digital, en defensa de un acceso libre y democrático a internet

La nueva ministra de cultura ha declarado querer “ordenar Internet” y querer escuchar a todas las partes.

Apreciamos estas declaraciones dialogantes y abiertas, dignas de una persona con un cargo al servicio de los ciudadanos, como es el cargo de Ministra, y no al servicio de una corporación reducida, como es el de presidenta de una academia de cine.

Aprovechamos tales declaraciones para hacerle llegar la filosofía “operandi” y las propuestas legislativas basadas en discusiones a lo largo y ancho de la Red, y en las necesidades que la gran mayoría de los ciudadanos del Estado Español han expresado en los último año, de manera que pueda llevar a cabo su trabajo lo mejor posible.

Con esta aportación, queremos facilitarle el trabajo. Se encuentra Ud. en un ámbito nuevo y podría ser mal aconsejada.

En este documento aportamos la gran cantidad de trabajo realizado en los últimos años por miles de personas de muchos ámbitos dedicadas completamente al estudio y defensa de los derechos en el entorno digital e Internet desde la perspectiva del desarrollo compartido y socialmente beneficioso para todos.
A continuación encontrará un listado de algunas de las organizaciones ciudadanas especializadas que la pueden asesorar y aconsejar, todas ellas, a diferencia, por ejemplo, de la SGAE, realmente sin ánimo de lucro.

También encontrará un Decálogo elaborado por cientos de ciudadanos y especialistas sobre la forma justa de reformar la Ley de Propiedad Intelectual.

En pocas palabras, aquí encontrará todo cuanto necesita para llevar a cabo una política que equilibre los derechos de los autores con los derechos de acceso de la sociedad a la información y a la cultura.
Esto le debería interesar a Ud. como Ministra, al partido del gobierno -las elecciones europeas están a las puertas y no se ganan electores acusando a toda la población de un país de “piratas”- y nos interesa a nosotros, los ciudadanos. Lo que está en juego para la sociedad no son dividendos económicos ni electores, sino la propia concepción de la cultura y el derecho al acceso a la libertad de expresión e información (que nos ha costado unos cuantos cientos de años conseguir).

Los que escribimos a continuación somos ama/os de casa, empresaria/os, internautas, abogada/os, jueces, “ilustres” intelectuales, programadores, parada/os, profesionales, científica/os, artistas, artesana/os, trabajadores, abuela/os, adolescentes, ciudadana/os en general, somos unos de los millones de personas que utilizan redes de intercambio de archivos y otras herramientas digitales en el estado español.
También, a pesar de las manipulaciones del diputado del PP González Pons, mayoritariamente no somos electores del PP.

Dicho esto, le pedimos que lea con atención cuanto sigue:

SOBRE CULTURA EN LA ERA DIGITAL

La palabra “piratería”,se utiliza intencionalmente o no para referirse a todos los que usamos las redes de intercambio de archivos.

Se trata de proteger los intereses privados de una industria obtusa que se resiste a reconvertirse. Para ello se mezclan, casi siempre a propósito, dos fenómenos y conceptos muy diferentes, el derecho de los autores a recibir una remuneración equitativa por su trabajo y el derecho a la cultura y al acceso a la información que todos tenemos.
Las redes P2P se basan en la idea de intercambio de información y conocimiento, algo que ya se hacia en el mundo analógico, como prestarse privadamente un libro, una canción, grabarse una película de la tele para verla luego con la familia, etc. etc., (por esto la copia privada es legal, aunque encima pagamos un canon por ella) y nadie discute el legítimo derecho de cada persona de ser pagada por su trabajo.

Es obvio que todo el mundo debería ser pagado justamente por lo que hace para ganarse el sustento – y no nos referimos en este caso a los salarios de miseria con lo que la industria cultural remunera, por ejemplo, los guionistas de televisión, algo que Sinde sabe sin duda muy bien.

Un fenómeno social de tal magnitud y envergadura como el intercambio de archivos en la red (13 millones de hogares y 70 % de los internautas, es decir la mayoría absoluta de la población) no puede ser interpretado de una manera tan simplista.
Es simplista y tendencioso dividir a la población en los que copian y los que compran, cuando todos hacemos ambas cosas a la vez.

Sería como llamar piratas gastronómicos a los que cocinan sin comprar libros de recetas.

El hecho de que recopile música o cine por Internet y que esto haga de mi un melómano o un cinéfilo, me provoca mucho más interés para acudir a conciertos o al cine. Sólo en el delirio insaciable de la industria cultural se puede pensar que la gente deba comprar los miles de discos a los que tienes acceso ahora para escoger, cuando decide consumir.

INTERNET, EUROPA Y LA ELECCION DEL SEÑOR GUADANS COMO COLABORADOR

Lo llaman “paquete de telecomunicación” (Telecomunication Package) para que los ciudadanos creamos que es algo técnico, difícil y lejano. Es un paquete de medidas que está siendo discutido en el parlamento europeo y que se votará el 5 de mayo de 2009.

Si pasa a nivel europeo, los criminalizadores del intercambio de archivos para su uso privado verán su camino abierto en cada uno de los países miembros.

Internet como lo conocemos ahora puede dejar de existir para pasar a ser una especie de canal privado de televisión al estilo de tele5 o antena 3, donde sólo grandes multinacionales pueden ser “vistas” y ofrecer su Web.

Esto no es ciencia ficción.

Veamos:

Bajo las nuevas reglas propuestas, los proveedores de banda ancha tendrán la capacidad legal de limitar el número de páginas Web que puedes ver, y de decirte si se te permite o no usar servicios concretos. Será disfrazado de “nuevas opciones para el consumidor” entre las cuales puede elegir la gente “según sus necesidades”. Se le ofrecerá a la gente paquetes del estilo de los paquetes de TV – con un número limitado de opciones para acceder.

Los que no tengan su dirección Web en el grupo de “ofertas” de sitios Web ofrecidos por la operadoras no podrán ser encontrados. Así una vez más sólo las grandes multinacionales podrán ofrecer servicios. Como ha pasado con la televisión. Se quedarán fuera motores de búsquedas alternativos, portales de intercambio, la Web de tu tienda etc. etc., todo cuanto no sea elegido por la industria.
Skype podría ser bloqueado. No es ciencia ficción, en Alemania ya ha sido bloqueado para el iPhone. Los pequeños negocios podrían desaparecer literalmente, especialmente los negocios artesanales, de nicho o especializados.

La escusa es controlar el flujo de la música, las películas y el contenido del entretenimiento, cosa ya antidemocrática en si, ya que se trata de intercambios sin ánimos de lucro, por pura información y por los que ya pagamos un canon.

Sin embargo, las víctimas reales de este plan serán todos los usuarios de Internet y el acceso democrático e independiente a la información, la cultura y los bienes.

Bajo estas normas, el sistema de 3 avisos y de suspensión de suministro de Internet para los usuarios de programas de intercambio de archivos o la criminalización de las Web que ofrecen enlace para el intercambio privado de material audiovisual serán medidas innecesarias. La censura se realizaría antes. De hecho nos dejaran sin opción ninguna ya que no seremos ya nosotros a escoger.

Las propuestas de la U.E. suponen un riesgo enorme para nuestro futuro. Están a punto de convertirse en Ley –y será virtualmente imposible volver atrás.

Los ciudadanos se están organizando para responder.

En este contexto Sinde baraja escoger como asesor Ignasi Guardans, nada más y nada menos que unos que el principal iniciador de este proceso antidemocrático en el parlamento europeo al ser el principal instigador a que se rechazara la enmienda 138, enmienda que obliga a la presencia de un mandato judicial para controlar el acceso a Internet. Ignasi Guardans es de los que abogan por que empresas privadas puedan hurgan en nuestro uso de Internet.

FUNDADAS SOSPECHAS
Esto y las últimas declaraciones en la dirección del paquete de telecomunicación de la coalición de los lobbies de la industria cultura que proponen la criminalización de las web que ofrezcan enlaces para el intercambio de copias privadas de archivos, nos hacen sospechar que Sinde pueda ser mal aconsejada y por esto queremos hacerle llegar una lista de algunas de las organizaciones democráticas y especializadas que la puedan asesorar de forma competente y justa para toda la población.

(Por orden alfabético)

Juristas especializados:
DAVID MAEZTU (http://derechoynormas.blogspot.com)
FUNDACION COPYLEFT (http://fundacioncopyleft.org)

Asociaciones de usuarios y consumidores:
ASOCIACIÓN DE INTERNAUTAS (http://www.internautas.org)
ASOCIACIÓN USUARIOS INTERNET (http://aui.es)
FACUA (https://www.facua.org)
HISPALINUX (http://www.hispalinux.es)

Especialistas (entre otros):
ALQUA (http://alqua.com)
BARRAPUNTO (http://barrapunto.com)
CARLOS CASTRO (http://notasdecarlos.blogspot.com)
ENRIQUE DANS (http://www.enriquedans.com)
JUAN FREIRE (http://nomada.blogs.com)
EXGAE (http://exgae.net)
JORGE CORTELL (http://www.cortell.net)
MANUEL M. ALMEIDA (http://mangasverdes.es)
TERESA MALINA (http://compartiresbueno.net)

Consultores:
RICHARD STALLMAN
(http://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Stallman)
LAWRENCE LESSIG
(http://es.wikipedia.org/wiki/Lawrence_Lessig)

¿CÓMO HABRÁ QUE DECIRLO?
La red, en contra de lo que se intenta aparentar, está llena de autores. Sólo una parte ínfima de ellos tiene alguna relación con la industria cultural.

Si se criminalizan las redes de intercambios de archivos (P2P) perdemos todos: perdemos en libertad, perdemos en privacidad.

Los que pretenden aplicar el modelo Sarkozy que criminaliza compartir archivos en la red (P2P), ni tienen en cuenta a los miles de autores que licencian su obras con licencias libres ni tienen en cuenta la privacidad de todos los usuarios en la red ni los beneficios para la democracia que conlleva la ruptura del control sobre la información.

Es decir, la mayor herramienta de comunicación que ha creado el ser humano, la biblioteca de Babel siempre soñada, puede pasar a ser la mayor forma de control social nunca creada.

En el estado español tenemos particular apego a esta libertad ya que gracias a ella hemos podido desenmascarar el golpe de estado mediático de Aznar el 13M 2003. ¿Os lo tenemos que recordar? ¿Tenemos que recordarle a Zapatero que ha llegado al poder gracias a un Internet libre?

Del mismo modo aprovechamos para recordar a Sinde y Zapatero que el Partido Socialista francés acaba de votar en contra del control de Internet que Sarkozy propone. Artistas e intérpretes como Catherine Deneuve, Victoria Abril o Chiara Mastroianni han publicado un manifiesto colectivo en el que califican esta ley como “demagógica, técnicamente inaplicable, ignorante de los nuevos procesos de descarga y puramente represiva”.

Al restringir las redes p2p no se está defendiendo a unos pobres autores millonarios y a la desvalida industria del entretenimiento, sino limitando, fragmentando y aduanizando la herramienta que ha cambiado la manera de entender el mundo, la cultura, el progreso, el negocio y el beneficio.

Es falso decir que compartir nos hará perder el aprecio por los creadores y los originales.
¿Acaso se ha dejado de vender el Quijote porque sea de dominio público? ¿A caso se ha dejado de vender porque los padres pueden pasar la copia del Quijote que había sido de los abuelos a sus hijos?

¿Acaso se dejará de ir a los estrenos de Almodóvar? ¿Dejará Almodóvar de ser millonario? Seguramente no. ¿Algo menos millonario?¿De veras la población entera tiene que preocuparse por las fluctuaciones en la fortuna de Almodóvar?

Sin duda la cultura, como ha sido siempre y siempre será, seguirá produciendo comunidad, emociones y riqueza y también inversiones. Seguirá copiándose a sí misma para producir nuevos originales, seguirá convocando a la gente allí donde se manifieste.
Ahora, en la era digital, seguirá habiendo más y más gente que se dedique a la cultura con lo que aprenda y ve directamente de otros a través de la red.

No se pierde el aprecio a los creadores, todo lo contrario, son personas más cercanas, son nuestros maestros cotidianos, somos nosotros mismos.

Lo que sí está pasando es que estamos perdiendo el aprecio a los intermediarios.

LA AVARICIA ROMPE EL SACO
La industria cultural hasta hace poco era el principal intermediario entre el artista y su público. Este intermediario ahora es Internet.

Vivimos el periodo de mayor producción y consumo de medios audiovisuales de la historia.

En mi bolsillo puedo llevar un reproductor de mp3 con miles de canciones de cualquier lugar recóndito del mundo, puedo llevar miles de película que sino no tendría nunca la ocasión de ver… ¿Quiere esto decir que esté perjudicando la difusión de la cultura?

Las oportunidades de negocio derivadas del mayor consumo audiovisual de la historia son inmensas, pero las reglas del juego implican un usuario activo que accede directamente a la información prescindiendo del lento y costoso sistema de intermediarios.

En la era del consumidor-productor, en la que por suerte todo el mundo puede acceder fácilmente a la cultura y a sus medios de transmisión y producción, en la que por suerte todo el mundo puede ser un creador con éxito sin necesidad de ser “descubierto”, la industria cultural necesita a los artistas y ya no al revés. la industria cultural tiene que cambiar de tono y su prepotencia no tiene ya efecto porque Internet es un mercado libre. La industria cultural tal como la conocemos ahora ha llegado a un callejón sin salida y debe reconvertirse.

La reconversión de esta industria tiene que ser asumida por las mismas empresas de forma – como el mismo nombre indica – emprendedora, invirtiendo en las nuevas posibilidades en lugar de intentar frenar su desarrollo, sin impedir, como está ocurriendo ahora, la competencia leal y la creación de nuevos puestos de trabajo.

Tampoco la ciudadanía tenemos que costear – y menos en tiempos de crisis – esta reconversión ni en términos económicos, con cánones indiscriminados y de dudosa justificación legal, ni paralizando el desarrollo de las herramientas digitales y de toda la sociedad, destruyendo su ecosistema creativo de circulación de la información de forma directa, en un momento de florecimiento cultural jamás vivido antes de ahora.

Es absurdo proteger la industria cultural como si Internet y “lo digital” nunca hubiese sido inventados.

Los tiempos han cambiado, todos los ciudadanos deben poder beneficiarse de todas las ventajas que ofrece la Red de Redes a nivel del intercambio horizontal de información y cultura. Los medios de producción cultural deben adaptarse a esta nueva democracia y no al revés.

LA CULTURA: IMITACIÓN Y COPIA

La copia y sus beneficios están en la base de todo esto.

¿Por qué demonizan la copia cuando es la materia de la que está hecho el aprendizaje?

No vivimos aislados, vivimos en red, en continua comunicación; desde que nacemos y somos socializados absorbemos continuamente conocimientos imitando, copiando y sampleando. El conocimiento se da por la imitación y la copia. No hay otra manera de hacerlo.

Toda creación cultural, toda ampliación del conocimiento se basa en esta tradición recibida, de manera que ninguna creación es completamente original ni sería posible sin la existencia de este patrimonio colectivo.

En la era digital y de la comunicación, “lo digital” son nuestros recuerdos compartidos. “Lo digital” es la materia de lo que está hecha nuestra memoria contemporánea. Querer lucrarse ávidamente de lo que es nuestra forma natural de aprender – copiar – en el momento de su mayor florecimiento, esto sí es un saqueo.

Lo digital es la memoria de la época en la que vivimos. Si compro un disco, un libro o veo la emisión pública de un producto de consumo tengo todo el derecho del mundo a copiarlo de forma privada y sin ánimo de lucro económico y a compartirlo.

Sería absurdo e imposible que después de ir al cine, pretendiera olvidar los recuerdos de la película que acabamos de ver. Más absurdo sería tener que pagar cada vez que la contamos. Atacar la copia digital es como impedir contar recuerdos, impedir que se replique lo escuchado, impedir prestar un libro a un amigo o impedir tararear una canción. Es, en definitiva, prohibir la comunicación en la era de la comunicación. Curioso, ¿no?

Muchos comparan este cambio tecnológico con la invención de la imprenta, herramienta que revolucionó la difusión de la cultura gracias a su capacidad de copiado, más rápido y fidedigno al original que el que pudiera realizar el copista más estimado de la época. La utilización de la imprenta extrajo de los monasterios los libros que sólo estaban al alcance de una élite privilegiada, a pesar de la poderosa oposición de unos pocos, movidos por sus intereses particulares. Es cierto que los copistas se quedaron sin su trabajo y debieron dedicarse a otra cosa pero, ¿quien sería capaz hoy de prohibir la imprenta?

Algo similar sucede en la era digital. Las nuevas herramientas benefician incluso a la industria del entretenimiento, esa pequeña parte de la producción cultural que trata de defender sus intereses particulares a costa de los demás. Ellos son hoy esos pocos que se oponen a la nueva imprenta, paralizando injustamente el desarrollo de la circulación del conocimiento.

En España tenemos un caso flagrante de una institución privada que consiguió imponer su forma de entender a la sociedad. Se llamaba Inquisición y consiguió imponer sus intereses durante siglos a costa de quema de libros, prohibición de la ciencia y condena a muerte de miles de personas. También consiguió retrasar unos cuantos siglos la evolución cultural y tecnológica de Occidente.

Durante 4 años los ciudadanos han estado pidiendo al gobierno con multitudinarias manifestaciones, con miles de mensajes, que controlase el precio de la vivienda, que pusiese límites a la gula desenfrenada de la industria de la vivienda y de las hipotecas. Se pedía al gobierno de proteger no solo el derecho a la vivienda en si, sino también una forma de economía más equilibrada entre intereses privados y intereses públicos.
Los gobiernos no escucharon a los ciudadanos. Esta voracidad de la industria nos ha llevado a la a la situación económica que estamos viviendo, una crisis absolutamente anunciada.

Una vez mas pedimos que no se aplique la política de pan para hoy y hambre para mañana, que no se favorezcan los intereses de una industria que no quiere renovarse a costa de los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Esta última crisis financiera ha demostrado que vivimos en un sistema donde se pretende que entre todos protejamos los intereses de los bancos y de las grandes multinacionales con la esperanza de que un día nos den trabajo por las migajas de sus ganancias.

La filosofía de la cultura libre, heredada del software libre, la mayor demostración empírica de que una nueva ética y una nueva empresa son posibles, ha creado ya un espacio productivo alternativo que funciona y que apuesta por la artesanía donde el autor-productor no pierde el control de la producción y no necesita intermediación de grandes monopolios, apuesta por iniciativas autónomas en relación solidaria con otras, por el intercambio según las capacidades y las posibilidades, por la democratización del conocimiento, del aprendizaje y de los medios de producción y por las ganancias repartidas de forma justa según el trabajo.

Para acabar, adjuntamos un Decálogo elaborado por cientos de ciudadanos y especialistas sobre la forma justa de reformar la Ley de Propiedad Intelectual. Este decálogo como podrá ver tiene en cuenta las necesidades de todo el mundo creadores, industria y ciudadanos.

Decálogo para una revisión en profundidad de la LPI (elaborado por usuarios, expertos, abogados y juristas):

1. Considerar cualquier recorte a las redes de intercambio de archivos (redes P2P) como un acto de oscurantismo y un atentado contra los derechos democráticos fundamentales garantizados por nuestra constitución y por innumerables tratados internacionales que el Estado Español ha ratificado. Nuestros derechos al conocimiento, al aprendizaje, al acceso a la cultura y a la libertad de expresión se verían gravemente socavados si se limitaran las herramientas de las que dispone actualmente la sociedad.
Agregar a nuestra LPI y defender en Europa la llamada enmienda 138, ya defendida por otros gobiernos europeos (Austria, Dinamarca, Bulgaria, Hungría y Polonia) en su versión que dice:
“ninguna restricción a los derechos y libertades fundamentales ha de ser impuesta sin la resolución previa de las autoridades judiciales” = no se podrá desconectar a nadie de Internet sin orden judicial.

2. En la perspectiva de que los derechos de autor deben poder ser gestionados libremente por el mismo autor, y considerando que las entidades de gestión son entidades privadas al igual que un servicio de consultoría o de limpieza que se debería poder utilizar o no según nuestras opciones de vidas, pedimos que las entidades de gestión pasen a ser lo que son: entidades privadas que gestionan SÓLO Y EXCLUSIVAMENTE las “cuentas” de sus socios, o sea los derechos de explotación de una parte de los artistas. Que, como toda entidad privada, se permita la libre competencia y que bajo ningún concepto se consienta que entidades privadas hurguen en la privacidad y en los bolsillos de los ciudadanos y menos que se utilicen bienes y suelo público para sus beneficios privados. Que autores y editores no sean representados por la misma entidad como en los tiempos del sindicato vertical, que todos los socios puedan votar, claro está, y sobre todo que las entidades de gestión gestionen únicamente las creaciones registradas, permitiendo así el uso de licencias libres. Que en ningún caso entidades privadas gestionen dinero “no individualizable”, tipo canon (gestión colectiva obligatoria , si siguiera subsistiendo), ya que vulnera sus propios estatutos. Que entidades públicas reviertan este tipo de beneficios en infraestructuras para la ciudadanía, como escuelas de formación artística o digitalización de la enseñanza.

3. Siendo los derechos de autor económicos al fin y al cabo un asunto entre editores, productores y autores, que los creadores sean pagados de forma equitativa (un 15% de la actividad en la que están involucrados) sean o no socios de entidades de gestión. Que los artistas cobren, si así lo desean, principalmente por su creación y no por la explotación que genera.

4. Abolición inmediata del canon digital, extraño diezmo que sanciona indiscriminadamente a la ciudadanía en nombre de la “compensación a la creación” intentando penalizar una conducta que no es en ningún caso delictiva. Los beneficios de esta recaudación además pasan a manos de unas pocas personas privadas que raras veces son creadores y menos de algo relacionado con el mundo de la cultura. Insinuar “delitos” donde no los hay y luego cobrar a los “sospechosos” es propio de las dictaduras. Abolición del concepto de compensación por copia privada, asumiendo en su plenitud el derecho a la copia privada como intrínseco a la propia memoria humana desde la invención de Internet.

5. Que una obra pase a ser de dominio público en unos plazos beneficiosos para la creación y la sociedad. Permitir que más de una generación viva del trabajo de alguien, es un forma de fomentar el parasitismo y el estancamiento creativo, desactivando la reinversión y más considerando que una medida pensada para favorecer a las personas en realidad beneficia principalmente a grandes multinacionales que desvirtúan la creación primigenia. Pedimos el paso al dominio público en un periodo de tiempo razonable, dependiendo del tipo de creación, con un máximo de 30 años.

6. No deben necesitar autorización del autor los actos de reproducción, transformación o difusión de obras artísticas, científicas o técnicas ya divulgados cuando se realicen con fines docentes, educativos o de investigación científica en el ámbito público, siempre que se incluya el nombre del autor y el resto de derechos morales. La transformación debería ser realizada utilizando la cesión en cadena para evitar una apropiación indebida.

7. Asimismo los derechos de autor sobre cualquier tipo de obra de los que las instituciones públicas sean derecho habientes serán a todos los efectos de dominio público inmediato.

8. Defender el “derecho a cita” en todos los casos de cita a algo que se ha hecho público ya previamente como vehículo de crecimiento democrático de la sociedad de la información.

9. Eliminar el concepto de “lucro cesante” en todo lo que concierne a la producción cultural.

10. Eliminar la obligatoriedad del cobro de la compensación por comunicación pública y por compensación por copia privada. Es inconstitucional.

EPILOGO PARA SEGUIR

Bien. Aquí acabamos.

Esperamos haber sido lo suficientemente claros.

Si quedaran algunas dudas tenemos 2 maneras para aclararlas definitivamente.

La primera es la evidencia de que todo ser humano debería tener el derecho de poderse descargar “Mentiras y gordas”, la ultima comedia costumbrista de la que la nueva ministra es coguionista, antes de decidir si ir a verla.

Ningún desalmado debería dejar que la gente gastara su dinero a ciegas con este tipo de producto sólo para hacer feliz a la industria cinematográfica y a la ministra. ¡Al menos que se le pueda echar un ojo online antes de decidir si meterse en la sala!. Sin duda esto incentivaría la mejora de la calidad del cinema español, su competitividad y por consiguiente su crecimiento. Quizás entonces por fin el cine español podría llegar a más y en la redes de intercambio podría llegar a circular por encima del actual y deprimente 2-3%.

Por último, si todo esto no basta, invitamos la señora ministra a estar atenta a las miles de campañas que están a punto de surgir de la Red. Podrá asistir a lo que está haciendo la cultura actual, la verdadera cultura de nuestro tiempo, la cultura no competitiva y no excluyente que comparte y digitaliza sin miedo al progreso y al bienestar compartido.

En ellas ciudadanos y artistas de todas las disciplinas dejaran de manifiesto una vez más que no quieren que se ataquen los derechos al acceso a Internet en nombre de la cultura, que los artistas no respaldan esta nueva Inquisición.

Mientras tanto, aquí estamos, para escuchar su respuesta a nuestra carta. Ya no se podrá decir que no lo sabía…

De lo ciber a lo real

Llevamos 10 días clamando contra la Ministra de Educación. Tanto que hasta en los medios de comunicación más afines parece que se dan por enterados de que el error del Presidente de Gobierno al continuar con un Ministerio de Cultura anacrónico se ve magnificado al ponerlo en manos de una ministra, cuya primera acción ha sido precísamente la que todo el mundo imaginaba, juntarse con el sector del cine y apoyar sus reivindicaciones (no enjuicio aquí que peleen por lo suyo, aunque parece poco estético, cuando menos, con la que está cayendo).

En decenas de blogs se escribe pidiendo una dimisión que no va a llegar. En Twitter nos desgañitamos echando espumarajos virtuales. Y en Facebook se siguen sumando personas a un grupo que en pocos minutos superará las 25.000 personas…

¿Y qué? ¿Alguien realmente piensa que escribir oculto en tu casa, tras la pantalla, va a cambiar algo? ¿Tan siquiera alguien cree que es posible abrir un espacio de debate que no acabe en insultos pro y anti ZP? ¿Es posible con esa acción cibernética una mínima rectificación de quién no sabe, no entiende, no conoce tan siquiera lo que hay ahí?

La Red sirve para muchas cosas. La web social nos une, hace que las ideas se expandan con toda velocidad, pero no es suficiente. De los 25.000 feisbuqueros, ¿cuántos tienen la capacidad (e interés) de hacer algo fuera de Internet? ¿Existe la posibilidad de llevar a la calle la Cultura por la que clamamos tantos? ¿O tan sólo ejercemos el derecho al pataleo de la forma más sencilla? Haciendo clic en un botón o pusando atropelladamente unas cuantas teclas…

Un festival cultural en la calle. Con grupos de música, con jóvenes cineastas hastiados, con escritores, escultores, pintores, bailarines, o mirones. Un gran festival que rompa las ataduras y los corsés de las pantallas. Que demuestre que la cacareada fuerza de eso llamado «internautas» (¿acaso no lo son más 18 millones de personas de este país?). Un festival que congregue a miles de personas pidiendo una forma diferente de gestionar la cultura. Y tal vez, sólo tal vez, el poder se diera cuenta de que la escucha ha de ser uno de sus activos fundamentales…

Sinde… ¿Eres capaz de escuchar?

Apenas 48 horas después del nombramiento de la nueva Ministra de Cultura, Internet es un clamor. Más de 10.000 usuarios del grupo de Facebook pidiendo su dimisión, Meneame saturada de noticias sobre el nuevo fichaje de de Cultura. Twitter ardiendo. Cientos de blogs de opciones políticas enfrentadas, de acuerdo en que González Sinde no puede dirigir el Ministerio de Cultura. Medios de Comunicación tradicionales haciéndose eco de ello, conversaciones entre los penitentes, que comienzan su Via Crucis semana santil tapándose la cara para no mostrar el enojo que provoca la guionista-directora que se encontró con una cartera azul en las manos.

¿Y Doña Angeles que dice? Que quiere escuchar a todas las partes. ¿En serio? Tal vez si superase su alergia a Internet y usase el Oráculo que todos menos ella parecen saber utilizar, tomaría una decisión, inédita en la democracia, pero que mostraría algo de sentido común.

Ministra, has de irte ya…

Mamá, quiero ser Ministra

La democracia representativa pone en manos de los líderes políticos la responsabilidad de elegir a los mejores, de establecer las políticas más acordes para el liderazgo de un país, en función de un programa que es previamente conocido por los ciudadanos. De este modo, los ciudadanos cada cuatro años votan una opción política y esperan, en el caso de que gane la opción que ellos metieron en el sobre, que sus elegidos los hagan lo mejor posible.

Se conforma el gobierno, se reparten carteras, supuéstamente entre los mejores y los ciudadanos asisten al desarrollo de políticas que pueden ser o no acertadas. Es el juego democrático. Con el que nos dotamos hace más de 30 años al ser el menos malo posible y que parece no tener visos de evolucionar.

Sin embargo un país se ha de adecuar a los nuevos tiempos. Por un empecinamiento estúpido hace cinco años este país gritó basta y tumbó a un gobierno que lo tenía todo para repetir. Y nuevamente volvemos a notar ese enrocamiento, ese mirar hacia otro lado, ese sentir más allá de toda crítica o sugerencia. Gobernando sólo para unos pocos, sin ser capaces de mirar alrededor.

No entiendo para qué sirve el Ministerio de Cultura. Siempre me ha parecido un gasto inaceptable, puesto que la Cultura es algo que debería estar unido a la Educación. Los museos, el Patrimonio Nacional o el Instituto Cervantes son entidades que deberían estar mucho más cercanas a un Ministerio de Educación cada vez con menos competencias. El Ministerio de Cultura hace tiempo que se convirtió en un reducto de snobs, de culturetas de cóctel y croquetita, ocupados a tiempo completo en gestionar subvenciones. Dineros públicos para la creación. Como si la cultura no pudiera sobrevivir sin ser alimentada por el poder. Así creamos Cultura, la Cultura, la única Cultura que parece ser posible. Y la gestionamos, o mejor aún, ponemos a alguien cercano para que reparta prebendas y salga bien en la foto, mientras en un falso haber del gobierno queda ese “trabajamos por el progreso cultural”.

Durante años hemos soportado personajes 1.0 en el Ministerio. El último ha sido el Sr. Molina, cuyo clientelismo hacia una parte determinada de la cultura y el espectáculo no ha podido ser más vergonzoso. Finalmente desaparece de la escena política logrando que todos los medios de comunicación, propios y ajenos, estén de acuerdo en que su “gestión” ha sido lamentable y nefasta.

Y he aquí que en un momento de crisis, donde se podría haber aprovechado para devolver la cultura a la educación, de donde nunca debería haber salido, no sólo no se hace sino que se pone en el cargo a una señora cuyo bagage se centra en haber hecho películas y dirigir la endogámica Academia del Cine. Nada más. Y nada menos. No hablaré de sus ataques hacia los Internautas, de sobra conocidos y amplificados por la blogosfera, Twitter y las Redes Sociales. No citaré sus declaraciones sonrojantes sobre un mundo que no entiende y que no quiere escuchar. No entraré en cómo premiar a una parte de eso que denominamos cultura sólo puede servir para llamarnos incultos a todos los que consideramos que ese nombramiento es un error garrafal. Pero sí quiero hacer un llamamiento, a modo de HOYGAN desesperado a la sociedad civil, y a la política también:

Acabemos con esta sinrazón. No es posible que en plena era del poder de los ciudadanos, en días en los que la crisis atenaza a propios y extraños, en una época en la que los habitantes de un mundo globalizado creamos a diario, participamos en conversaciones globales, sumamos inteligencias que son capaces de darse cuenta de errores históricos, debamos soportar a la señora González Sinde. Queremos cambiar el mundo que nos ha llevado a una situación insostenible y a cambio recibimos tan sólo desprecio.

Por sensibilidad democrática, por inteligencia y por Cultura. Por ser capaz de escribir un guión que se salga de la tragicomedia tópica y fracasada Dña. Angeles no debería ni siquiera jurar un cargo que le viene grande, que no merece y que sólo generará polémica.