Se termina el curso

Pues sí, cuando menos lo esperas llega la última semana de Mayo y te encuentras con que el curso está a punto de acabar. Y casi sin quererlo me encuentro con la realidad: se acaba un año extraño.

Comencé en la Pontificia de Salamanca y termino en la Europea de Madrid. He pasado de la Facultad de Informática a la Facultad de Económicas, Derecho y Empresariales. He dejado de impartir asignaturas que me han acompañado durante años como «Sistema Logístico Integrado» o «Control de Gestión» para centrarme en «Sistemas de Información», «Gestión del Conocimiento» y «Comercio Electrónico». He salido de una universidad confesional y me he integrado en una laica. He dejado de tirarme de los pelos para aparcar en la Ciudad Universitaria a tener parking a 40 kilómetros de mi casa. Cambios, muchos. Aunque hay algo que no cambia: la sensación de que podía haberlo hecho mejor. De que tal vez debiera haber tocado otros temas. De que no he sido lo suficientemente duro o estricto. De que les echaré de menos.

Sí, es curiosa la relación que se genera con los alumnos. Hay días en los que lo que menos apetece es ponerse delante de ellos y contarles cosas, motivarles para que lean, ilusionarles con lo que a ti te enloquece, entretenerles, divertirles, crearles dudas y también certezas y al mismo tiempo lograr que en su cabeza quede algo que sean capaz de recordar más allá del tiempo que tardan en llegar a la cafetería. Pero igualmente son una droga. Cuando el curso llega a su final no dejas de sentir un cierto vacío. Una pena por los chicos y chicas que a partir de ahora te saludarán fugazmente cuando les veas en los pasillos de la facultad y cada vez quedarán más difuminadas sus caras y sus nombres en una memoria que acumula promociones y promociones de alumnos.

Todavía quedan semanas hasta las vacaciones. E incluso una asignatura que prácticamente acaba de empezar. Y Masters. Y Cursos de formación continua. Trabajo, en definitiva, que no oculta la desazón y, también, no me engaño, la satisfacción de haber cerrado un curso más, una etapa más…

Curso sobre la Web Social

La semana que viene se llevará a cabo en Madrid un curso que creo que puede ser muy interesante y por el que me gustaría pasar. Tendrá que ser por la tarde, ya que la mañana la tengo ocupada con clases, pero a partir de las 15:30 será interesante ir a ver a Enrique Dans, Tíscar Lara y Antonio Fumero, entre otros.

Me da rabia perderme la sesión de Empresa 2.0 pero le lloraré a los organizadores para ver si consigo al menos las presentaciones. Da gusto que la Universidad apoye estas acciones. Desde Blogocosa no podemos ser menos… ¡a completar el auditorio!

Eres profesor de un curso on line… con 600 alumnos!

Llevo 15 años en la formación y la mitad de ellos compatibilizando formación presencial y formación on line. Mucho tiempo para haber visto casi de todo, aunque lógicamente siempre surgen cosas nuevas, retos y, como no, problemas.

El último curso en la modalidad de e-learning en el que he participado como profe-tutor comenzó como tantos. Llamada para hacerme la propuesta de participación, reunión preparatoria, y allí, la sorpresa: tendrás a más de 500 alumnos en el aula virtual. Por supuesto, como uno es un machote pone cara de circunstancias, esa típica del «me hago cargo» y sueltas el consabido, «bueno, no es un aula presencial, así que seguro que sale bien».

Y bien ha salido, pero a costa de la dureza inherente a un número de alumnos tan inmenso. Creo interesante escribir aquí algunos aspectos que tal vez ayuden al que le pase algo similar.

Primer problema. «Yo soy yo… y mis circunstancias», es decir, el perfil de los alumnos. Módulo de Internet. Vaya, ya sabes, explicar como funciona un navegador, un buscador, el mail… Algo «chupado» para quien lleva más de una década en Internet. Seguro que lo haces bien. Aunque al encontrarte alumnos en el aula que podían haber inventado Internet al tiempo que Vint Cerf la cosa comienza a convertirse en compleja. Y más si junto a ellos comparten pupitre virtual otros que están descubriendo qué leches es eso de la arroba. Solución: presencia permanente en el Aula Virtual. Proponer nuevos temas que superen la documentación. Sumarse a todas las discusiones. Tratar de mantener un equilibrio entre los alumnos más avanzados y los rezagados. Y ante todo ser asertivo. Hay mucha gente que sabe más que tú.

Segundo problema. «¡Ruido!». Decenas de mensajes, muchos de ellos repetidos o sobre la misma cuestión. Especialmente en los primeros momentos del curso. Aula Virtual repleta de nuevos temas que asustan nada más verlos. Solución: presencia permanente en el Aula Virtual. Especialmente los primeros días, para tratar de reconducir los debates repetidos a un único espacio de discusión. Trabajo a través de privados para tranquilizar a los que sienten como se pierden antes de empezar.

Tercer problema. «Esto va a pedales». La tecnología avanza, pero nunca será perfecta. Los tiempos de espera se suceden y frustran a cualquiera. Solución: paciencia y de nuevo ser positivos. Intentar que algo enervante se convierta en anecdótico. Intentar hacer que valga la pena esperar. ¿Puede hacerse sin sufrir los mismos problemas estando en el Aua?

Cuarto problema. «Ains, no tengo tiempo». El genérico de los cursos en la modalidad de e-learning. No aparecen telarañas ya que 600 alumnos son muchos, pero si observas con detenimiento los que participan son siempre los mismos. ¿Y los demás? Los que Lurkean también aprenden y es perfectamente válido (a fin de cuentas ¿quién no ha dejado discutir a otros con el profe prefiriendo mantenerse expectante?) Aun así, muchos «faltan a clase». Solución: Trabajo en el ámbito de la coordinación. Teléfono y más teléfono. Mails de recuerdo, de ánimo. La presencia del curso tiene que hacerse más allá del campus virtual.

Quinto problema. «La bomba incendiaria». Un buen día aparece un debate que es mal entendido. En minutos la bola de nieve crece y lo que va sobre la seda se convierte en rencores virtuales y palabras agrias. Solución: Agua cuanto antes. En privado y desde la coordinación, comprensión y cierre del problema. Y de nuevo presencia en Aula Virtual. Debatamos sobre lo realmente importante, y seamos divertidos. ¿No nos gustan los chistes en una clase? Si son tan necesarios como lo que nos cuentan, supuestamente serio 😉 …

Sexto problema. «Seguro que lo entienden y sacan un 10». Llegan las evaluaciones y los estudiantes vuelven a ser eso, alumnos temerosos de no conseguir sacar buena nota. Tú preparas una evaluación que evite el «Pinta y Colorea», la revisas mil veces y cuando comienza el período de evaluación te das cuenta de que debías haberla revisado al menos mil y una veces. Errores en el cuestionario o preguntas mal formuladas. Claro, a quién se le va a ocurrir mandar 25 megas por correo electrónico en un fichero anexo. Así que planteas de forma taxativa una pregunta para que todos digan que no se puede. Y una vez más te equivocas. ¡Claro que se puede! Hacerlo es una barbaridad, pero se puede y tu no preguntas si hacerlo va contra toda lógica. Y no es el único error. De forma que el 10 esperado se convierte en un 8 o en un 6 o en un miserable aprobaducho. Ahora ya no son estudiantes satisfechos de haber pasado una prueba sencilla, sino adultos cabreados que se sienten engañados y ejercen su derecho a la protesta. La «bomba incendiaria» queda pequeña. Comienzan las «Guerras clon», por la cantidad de veces que se repite el mismo mensaje en tema tras tema. Solución: asumir los errores. En público y en privado. Las veces que hagan falta. Aprender internamente para que no vuelva a ocurrir pero sobre todo trasladar a los participantes que lo importante no es el resultado del cuestionario. Que el aprendizaje está más allá de la medición con 10 preguntas de un test.

Séptimo problema. «Adiós con el corazón». Han pasado 3 semanas y sientes que llevas toda la vida metido en un mundo virtual. Es momento de cerrar el curso y dar paso a otro. ¿Problema? Será en todo caso el alivio. Ummm… si, aunque ¿y ahora como sustituyo yo el mono de la discusión virtual?

Así, a bote pronto. Sin ánimo de teorizar sobre el tema. Simplemente de analizar las vivencias rápidamente. Volvemos al principio. Muchos años dedicándome a la formación. Disfrutando con ella. Y siendo consciente de que tanto presencial como a través de Internet es una droga, dura y dulce a la vez…

No pudo ser

Por tercer año consecutivo nos hemos quedado a las puertas del triunfo. Nuestra Facultad lleva tres años siendo finalista del concurso de Microsoft Imagine Cup. Tres años en los que nuestros alumnos han demostrado que se puede estudiar y al mismo tiempo tener propuestas innovadoras y cercanas al ámbito empresarial. Ya el año pasado tuvimos 2 finalistas entre los cinco proyectos que pasaron a la última fase. Y este año hemos vuelto a las andadas. Con dos proyectos, uno orientado a la mejora del fracaso escolar y otro a la educación vial, nuestros chicos y los profes que se dejan los cuernos con ellos salían esta madrugada con toda la ilusión hacia Sevilla. Pero al final no ha sido posible traerse para la Ponti el ansiado premio.


Da igual, el mero hecho de estar ahí ya vale la pena y hace que nuevamente me sienta orgulloso y feliz de dedicarme a esta profesión, en la que hasta la desilusión por un pequeño fracaso se convierte en ilusión renovada por saber que la investigación tecnológica en nuestro país, y en mi Facultad en particular, no tiene freno.

Enhorabuena, chavales. ¡Para nosotros sois los campeones!

Un buen trabajo

Es aquel del que te sientes satisfecho. Incluso orgulloso. Y yo desde que volví a la enseñanza he tenido muchos días con motivos para ese orgullo. Pero reconozco que la semana pasada sentí algo especial. Grabamos un spot para la tele con la productora BeCool. Grandes profesionales que entendieron en seguida lo que queríamos transmitir. Una idea, un concepto, una sensación. Un emocional de bajo presupuesto. Tan bajo, que no podíamos contratar actores. Dio igual. Ramón y Jero, los artífices de la pieza, fueron claros: contad con vuestros chicos, será lo más natural.

Y así, en plenos exámenes, un buen puñado de alumnos se prestaron sin ningún otro beneficio que el pasar un rato delante de la cámara, a dar su imagen a la Universidad. Borja, Vanesa, Sofía, Sara, Jesús, Verónica, Andrea, Ana y Blanca. Y todos los demás que no pudieron entrar aunque ahí estuvieron durante largo rato. Todos para implicarse en un proyecto de comunicación divertido y al que no estábamos acostumbrados.

Ahora, gracias a los blogs y a yotube, una pequeña acción puede magnificarse. Me da igual Con ver a mis «niños» en un spot tan fresco, yo ya soy feliz. Gracias a todos!!!

Seminarios de reciclaje

En mi entorno profesional no solemos reciclarnos demasiado. Tendemos a estar siempre ocupados con clases, artículos, ponencias o, en el peor de los casos, preferir variar lo justo nuestras ideas preconcebidas. Por eso siempre es agradable acudir a un Seminario, y más si este se hace en un entorno universitario. Como profesor de marketing, el curso que ofrece esta semana la Universidad Europea de Madrid ofrecía un viento fresco interesante, especialmente por escuchar de nuevo a Lluis Bassat, gran gurú de la publicidad.

Hoy tocaba hablar del nuevo consumidor, y en concreto el primer ponente era Alberto Knapp, uno de los socios de The Cocktail, empresa creadora de La Coctelera, y especialmente enfocada al ámbito de los blogs y su utilización en la empresa.

Convencer de las bondades empresariales de los blogs es complejo, y especialmente en auditorios muy jóvenes, pero Alberto ha realizado una ponencia que espero haya clarificado a muchos el futuro al que se van a enfrentar. Incluso arrancando con Amo a Laura, como perfecto ejemplo de Marketing Viral, y muy conocido por muchos de los que allí estaban.

A pesar de ellos palabras como Technorati, bloglines, RSS, agregadores de Feeds, y similares se encontraban demasiado lejanas de la realidad de los asistentes. Me hubiera gustado avanzar más en su conocimiento de lo que las empresas hacen, tanto en comunicación externa como en interna (BBVA) pero bastante pedantes parecían mis preguntas dado el entorno, como para insistir. En cualquier manera una ponencia muy agradable y un placer conocer en el entorno académico a alguien tan cercano a las ideas de uno…

Por cierto, de haber tenido un portátil y conexión, como él muy bien exponía, seguro que habría hablado de la nueva iniciativa de El País: un blog para los afectados por la estafa filatélica. Algo oportunista, sin duda, pero ¿qué es más oportuno que un blog?

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